Existía interés por el coste que supondrá la recién inaugurada delegación de Cataluña en Nueva York. En un almuerzo previo con periodistas Carod-Rovira se negó a responder poque, según alegó, no quería «transformar una noticia institucional potente» en otra humillada por el vil dinero.


Maragall y Joan Rigol han acompañado a Carod a Nueva York. (Foto: Jordi Bedmar)

Maragall y Joan Rigol han acompañado a Carod a Nueva York. (Foto: Jordi Bedmar)

El ‘vicepresident’ pide aumentar el número de delegaciones internacionales

La nueva ‘embajada’ se centrará en promover relaciones económicas

Julio Valdeón Blanco (especial para El Mundo) | Nueva York

Existía interés por el coste que supondrá la recién inaugurada delegación de Cataluña en Nueva York. En un almuerzo previo con periodistas Carod-Rovira se negó a responder poque, según alegó, no quería «transformar una noticia institucional potente» en otra humillada por el vil dinero. «Cuesta lo que tiene que costar», espetó el viceconsejero, cuando alguien hizo notar el altísimo alquiler que supondrá mantener oficina en el legendario Rockefeller Center. Para diluir suspicacias, afirmó que la idea vertebradora del órgano abierto por la Generalitat sería el de la economía, o más concretamente el de la atención a las inversiones estadounidenses en Cataluña, y viceversa, habida cuenta de la actual crisis, según recoge Europa Press. En un momento así, explicó, «los países tienen la obligación de abrirse al mundo», y aprovechar «todas las oportunidades para ser un actor internacional».

Horas antes de la fiesta bajo los rascacielos, con la que quedaba inaugurada la delegación, Carod aludió al Estatut al señalar que el nuevo centro será un ejemplo de «despliegue desacomplejado», esto es, de certificación física, junto a los mármoles del complejo.

Compartiendo planta con Quebec, la oficina estará dirigida por Andrew Davis (1973), doctor en filosofía y especialista en economía internacional y estudios europeos. A él le corresponderá la tarea de transformarlo en centro neurálgico que sirva como nexo de unión de las actividades de organismos como el Instituto Ramon Llull o el Catalán de Industrias Culturales, pues sus competencias engloban a toda el Gobierno, y no sólo a Afers Exteriors.

Durante la gala vespertina, flanqueado de invitados, entre los que figuraban la viceconsejera de Afers Exteriors, Roser Clavell; el ex presidente Pasqual Maragall; y el ex presidente del Parlament Joan Rigol, Carod-Rovira afirmó que la nueva delegación viene a «defender desde la primera línea los intereses económicos, pero también culturales y políticos, de Cataluña alrededor del mundo, y en este caso en los Estados Unidos».

Tras recordar que existen más de «cuatrocientas empresas estadounidenses» afincadas en Cataluña, hizo énfasis en la necesidad de establecer «mecanismos de coordinación entre los diversos organismos catalanes en el exterior», «aumentar el número de delegaciones internacionales» –este mismo año se abrirán otros dos centros, en Méjico y Argentina–, y «reorganizar la política exterior de acuerdo a criterios de eficacia, eficiencia y optimización de recursos».