En fin, si la nación resiste el tirón será, desde luego, a pesar de Zapatero y su gobierno, más bien selenita que obamita…


mila.gifAyer compareció Zapatero, en la «cadena amiga» de TVE, para responder a las preguntas formuladas por una serie de personas reunidas en el plató de Tengo una pregunta para usted, réplica de la bancada parlamentaria (según los organizadores), y ante la mirada, siempre complaciente y amable con el Presidente, de Milá que oficiaba la reunión.

Parece ser que, y siguiendo lo que el propio Zapatero definió como «socialdemocracia en una forma muy pura», el modo de afrontar esta comparecencia vino pautado por el discurso de Obama al entrar este en la Casa Blanca. Ante lo presumible de que el tema «crisis» centraría el cuestionario, el presidente Zapatero se dispuso claramente en modo obamita para responder, reconociendo la gravedad de la situación para después apelar al «esfuerzo de todos» para salir de ella. Una salida que Zapatero, a su vez, ya estaba vislumbrando (vino a suponer que en un año saldríamos «hasta reforzados» de la crisis). Esta es la técnica zapateril-aliciana: apenas sí reconoce, por fin, la existencia de la crisis, tras negarla durante un año, enseguida vislumbra que ya estamos fuera. El modo de salir: el «esfuerzo y compromiso de todos», y es que la economía, dice, «no es solamente dinero, sino que también es un estado de ánimo». La clave, pues, para afrontar la crisis es la confianza en la nación, teniendo en cuenta lo que ha sido capaz de hacer España, en los últimos años, al convertirse en la «octava potencia mundial», según recordó de nuevo ayer el presidente. Como el origen de la crisis estuvo en «la ambición particular» de unos pocos magnates norteamericanos, la solución está en la «generosidad solidaria» entre todos.

Ahora bien, y dejando al margen el idealismo del planteamiento general, esta homologación con Obama, buscada sin duda por Zapatero, deja fuera un detalle que pone de manifiesto el contraste entre ambos: mientras que Obama apela a la nación americana (norteamericana) y a su unidad para afrontar la crisis, Zapatero también apela a esa unidad pero después de promover su fragmentación o desprecio. Es a aquella nación «discutible y discutida», según le pareció en determinados momentos, a cuyo esfuerzo llama ahora para solventar la crisis. Y es precisamente esta perspectiva entre divagante (de mero coordinador de diecisiete estados) y extravagante, lunar (dispuesto a gobernar a la humanidad –-alianza de civilizaciones, nuevo pacto con la tierra– sin tener en cuenta los «estrechos» intereses de España) la que hace que ese «modo Obama» resulte en Zapatero completamente artificioso por inconsistente: cómo se va a afrontar una crisis de tal magnitud por una nación que apenas sí existe.

En fin, si la nación resiste el tirón será, desde luego, a pesar de Zapatero y su gobierno, más bien selenita que obamita…

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA