Está convocada para hoy martes, a las 19:00 horas y en la Puerta del Sol de Madrid, una “concentración silenciosa” a la que acudirán, bajo el lema “Por la libertad, por la derrota de ETA”, todos los partidos con representación parlamentaria además de los principales sindicatos y la patronal.

Ahora bien, ¿qué puede significar esta “re-unión” convocada tras el asesinato del guardia civil Raúl Centeno y la postración, bajo el diagnóstico de “muerte cerebral”, de su compañero Fernando Trapero acribillados por la banda asesina “Euskadi y Libertad” (ETA)?

Se supone que esta reunión de hoy pretende allanar, limar, incluso sacrificar las “diferencias” (doctrinales, políticas, programáticas) que pueda haber -que de hecho hay- entre los distintos partidos que componen el arco parlamentario; diferencias que, al parecer, siempre se pueden resolver de forma “dialogada” en los Parlamentos. De este modo, a través de la llamada “unidad de los demócratas” se intenta combatir de modo eficaz -dicen- a una banda que, sea como fuere, utiliza métodos “violentos”, terroristas, para tratar de imponer sus fines. Es más, la “unidad de los demócratas” -se afirma con insistencia- es el único modo por el que puede llegar el “fin de ETA”.

Nadie pone en cuestión pues, al replegarse “unitariamente” bajo el lema que preside la manifestación, la legitimidad de los fines que busca la ETA, fines que todo el mundo en efecto admite como “legítimos” (aunque incluso se esté en desacuerdo con ellos) si no fuera por los medios por los que tratan de imponerse. Condenando los métodos violentos de la banda, pero al mismo tiempo obviando o poniendo entre paréntesis sus fines justifican, pues, una reunión semejante.

Ahora bien, desde la Fundación para la Defensa de la Nación Española creemos que si lo que se condena es la “violencia” de los métodos, pero no -en aras de la “unidad”- la justificación de sus fines (“en democracia -se dice- todo puede ser defendido siempre y cuando se haga pacíficamente”) entonces la condena resulta no ya meramente testimonial (por ineficaz), sino completamente perjudicial en cuanto que lo único que se consigue es hacerle el “caldo gordo” a la propia banda. La “unidad” se convierte así en complicidad, por varios motivos.

Primero: porque al “condenar” los medios pero no los fines, concediéndoles de este modo la condición de “legítimos”, se está admitiendo, tolerando, transigiendo incluso desde sede parlamentaria la legitimidad de aquellas posturas que procuran acabar con la soberanía española. Cosa que, por otra parte, se viene tolerando desde que CIU, PNV, ERC, BNG, etc., tienen acceso al Congreso y al Senado. Se produce así una situación completamente paradójica: los parlamentarios de estos partidos representan una soberanía con la que ellos mismos pretenden acabar.

Segundo: porque al no “condenar” los fines, pero sí los medios, en tanto que siempre ilegítimos por violentos, se está desautorizando, desamparando a la propias Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en su propio ejercicio de la “violencia”.
Porque, en efecto, cabe plantearse: ¿qué busca la banda terrorista?, ¿qué lleva buscando desde su fundación?, ¿qué busca al disparar sobre los cuerpos de Raúl Centeno y Fernando Trapero?

No busca, desde luego, el terror por el terror como algunos interesadamente siguen queriendo ver para ocultar, fingir sus verdaderos fines; sino que busca aterrorizar, sí, pero en un sentido muy determinado: el sentido de la secesión. No es un atentado contra la “Humanidad” (como si fuese una banda de extraterrestres) y tampoco contra el Estado (no son anarquistas) ni contra el capitalismo (no son, por lo menos in recto, comunistas) sino contra España: son secesionistas, y por ello asesinan. Así los tres etarras -si es cierto que eran tres- que acribillaron en Francia a balazos a los guardias civiles Raúl Centeno y a Fernando Trapero han buscado acabar con aquel poder que se supone les “oprime”; han pretendido conseguir lo que desde su perspectiva se concibe como “liberación”, al no reconocer la existencia de la soberanía nacional española. Buscan la “construcción nacional” de “Euskal Herria” a través de la destrucción de una nación ya constituida y reconocida internacionalmente como tal: España.
Pues bien, ¿acaso no es esto lo que los dos guardias civiles representan para algunos de esos partidos que, sin embargo, concurren a la concentración?

Entonces, unidad… ¿para qué?

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA