Sea como fuere, desde DENAES, reiteramos nuestra felicitación al señor Pantaleoni, que muestra así su desprendido patriotismo, con el deseo de que tanto sus compañeros de partido, como todos aquellos que militando en otros grupos adversarios, pero comprometidos con la Nación, tomen nota de estos yerros, y trabajen activamente en su solución. Lo que está en juego es nada más y nada menos que la Nación Española.

Las recientes manifestaciones del portavoz del Partido Popular en Ibiza, Juan Pantaleoni, en las cuales el político balear hacía un inaudito ejercicio de autocrítica al entonar el mea culpa por la grave responsabilidad que su propio partido ha tenido en la actual tiranía lingüística que impera en Baleares, deben mover a reflexión.
Algunos partidos políticos españoles, como es bien sabido, tienden a la autocomplacencia a extremos tales, que los raros elementos críticos que militan en estas organizaciones, cuando levantan la voz para dirigirla en contra de la opinión mayoritaria del partido, corren el peligro de «salirse de la foto», maniobra trágica para algunos de nuestros políticos, que hallan en estas actividades su único modo de vida, ayunos como están de la capacitación profesional que se requiere en el mundo laboral extramuros de los hemiciclos.
Pantaleoni, empero, ha tenido la gallardía de asumir la responsabilidad de su formación política en la discriminación del castellano en el archipiélago, sin que hasta la fecha los impulsores de dichas medidas, con Jaume Matas a la cabeza, hayan reaccionado.
Y es que, en efecto, a la luz del desarrollo del llamado «decreto de mínimos», aprobado por los populares el 4 de julio de 1997, con el reciente y sintomático fruto del caso de Olav, el niño disléxico de once años al que se le impidió realizar los exámenes en castellano en el Colegio –-pásmense queridos lectores– Cervantes de San Antonio (Ibiza), la medida ha resultado gravemente lesiva para los españoles, que se ven así privados de hablar la lengua nacional en estos territorios.
Cabe preguntarse en qué andaba pensando Matas y su equipo al aprobar dicha ley, pues, en este caso, en modo alguno puede esgrimirse ingenuidad por parte de unos señores a los que se les debe exigir prudencia en sus decisiones, y conocimiento del desarrollo de estas políticas en sus precedentes aplicaciones, con Cataluña a la cabeza. Todo parece indicar que el citado político balear, no hacía sino un ejercicio táctico que le permitiera permanecer en el poder aun a costa de la libertad de muchos de sus compatriotas. De las vinculaciones de esta ley con el desarrollo de los fantasmagóricos Países Catalanes, excusamos pronunciarnos.
Sea como fuere, desde DENAES, reiteramos nuestra felicitación al señor Pantaleoni, que muestra así su desprendido patriotismo, con el deseo de que tanto sus compañeros de partido, como todos aquellos que militando en otros grupos adversarios, pero comprometidos con la Nación, tomen nota de estos yerros, y trabajen activamente en su solución. Lo que está en juego es nada más y nada menos que la Nación Española.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA