La Junta de Distrito de Centro del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado que la Puerta del Sol cuente con una placa que rinda homenaje al movimiento 15-M
Bajo el contaminado cielo de la capital de España, la Junta de Distrito de Centro del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado que la Puerta del Sol cuente con una placa que rinda homenaje al movimiento 15-M. La propuesta, impulsada por la marca blanca de Podemos, Ahora Madrid, a cuya cabeza figura la actual alcaldesa Manuela Carmena, ha recibido el apoyo de PSOE y Ciudadanos. En definitiva, todo parece indicar que en la célebre plaza se podrá ver en breve una placa que, según sus promovedores, servirá como «reconocimiento del pueblo de Madrid al movimiento 15-M» e incluirá el lema «Dormíamos, despertamos», leyenda que pudo verse, entre otras muchas de tono tan impreciso como idealista, en la acampada que tomó la Puerta del Sol en los meses más cálidos de 2011.
La propuesta, como era de prever, ha contado con la única oposición del Partido Popular, grupo que ha recordado que en tal espacio se hallan dos placas: la que recuerda a los caídos del 2 de mayo de 1808, y la que lo hace con los muertos en el atentado del 11 de marzo de 2004.
Parece evidente que la iniciativa, bendecida por estar teñida de eso que se conoce como «voluntad popular», tiene un sesgo de evidente partidismo, si bien puede servir como piedra de toque para tomar el pulso ideológico a grandes áreas de la Nación.
La placa, como se ha dicho, acompañará a dos ya existentes. La primera de ella va unida a la Guerra de la Independencia, la misma que en la Cataluña marcada por el adoctrinamiento escolar, es denominada Guerra del Francés (sic). Se trata, en definitiva, de una lápida que conmemora, pese a las reticencias mostradas desde determinadas líneas historiográficas, un levantamiento de aliento popular. Un levantamiento, el del pueblo de Madrid, inmortalizado en los lienzos de Goya y largamente reivindicado por la izquierda de la segunda generación, o segundo género de izquierda: la izquierda liberal, nacida en España. En efecto, pocas imágenes han tenido tanto impacto como los fusilamientos y la matanza de mamelucos, de miembros del ejército francés, a manos de los vecinos de Madrid, escasamente apoyados por elementos del ejército regular español.
La segunda de ellas está relacionada con los sangrientos atentados que tuvieron lugar sobre las vías de los trenes de cercanías tan empleados por gentes de las clases populares. Casi doscientas personas perdieron la vida en aquellos vagones tantas veces mostrados en las telepantallas.
Los hechos recordados en los muros del edificio que hoy es sede del gobierno de la Comunidad de Madrid, más o menos lejanos en el tiempo, han sido, y son, objeto de controversia. Por lo que respecta a la Guerra de la Independencia, es habitual ver a compatriotas acomplejados o presos de la Leyenda Negra, lamentarse por el hecho de que España no se hubiera afrancesado de un modo profundo. Efecto de tal pensamiento es aquella escena protagonizada por doña María Teresa Fernández de la Vega, quien, ocupando la vicepresidencia del Gobierno de España, compareció en la rueda de prensa del Consejo de Ministros acompañada de un centenar de ejemplares de la obra de Miguel Artola: Los afrancesados, para hacer apología de aquellos que tan criticados fueron por aquellos de los que la socialdemócrata se decía heredera…
En cuanto al segundo bronce, es bien conocida la interpretación más asentada respecto de las causas de la masacre: un presidente del Gobierno, al que se llegó a llamar «asesino», habría formado parte –acaso movido por causas relacionadas con el narcisismo- del llamado Trío de las Azores que impulsó una guerra siempre acusada de ilegal. La lógica consecuencia habría sido esa matanza que sin duda tenía un responsable: Aznar.
Sea como fuere, esta segunda placa, especialmente tras los recientes atentados de París, unidos a una serie ya muy larga, amerita otra interpretación que, así lo entendemos, debe buscar las causas en las propias fuentes ideológicas que mueven a los hombres islamizados, para los cuales tan cafre es un ciudadano español no coranizado, como su homólogo francés.
Y llegamos de este modo a la tercera placa, aún no colocada. Se trata, en este caso, de la conmemoración de un movimiento que ha sido presentado como de indudable origen popular, una manifestación espontánea de indignación ante los abusos del poder. Sin embargo, desde la Fundación DENAES nos permitiremos cuestionar lo oportuno de la presencia de una tal placa en Sol apelando al menos a un aspecto que nos parece fundamental.
Herederos del pacifista 15M son todos aquellos partidos, propagandistas del asamblearismo, que caen bajo la cúpula de Podemos, y es precisamente Podemos el partido de ámbito nacional que con mayor sumisión se pliega a los dictados de las facciones secesionistas que operan en España, aquellas que, de conseguir su objetivos, harían añicos la unidad popular –«los de abajo»- tan reivindicada por la formación amoratada. El fundamentalismo democrático de este partido dirigido por profesores de políticas que ignoran el significado de conceptos tales como patria o nación, hace que hayan incorporado al programa con el que se han situado en el escaparate electoral, la promesa de celebración de un referéndum en Cataluña que, de tener lugar, y aunque es referido profesorado lo ignore, reconocería la soberanía política de esta región española. Dado que en DENAES hemos explicado en numerosas ocasiones lo errado de tal propuesta, remitimos a los dirigentes de este partido discutiblemente nacional, a nuestros editoriales pretéritos, pues nunca es tarde para enmendar el rumbo y liberarse de las ataduras los de mitos tan oscurantistas y poderosos como el de la Cultura.
Fundación para la defensa de la Nación española