Uno de los ejes principales de las conmemoraciones del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo es la exposición El Viaje Más Largo, inaugurada el pasado día 12 por SS.MM. los Reyes de España en el Archivo General de Indias de Sevilla.

Durante algunos meses permanecerá allí, aunque después será trasladada a otras ciudades durante los tres años en que tendrán lugar estas conmemoraciones, siguiendo una itinerancia que todavía no está cerrada.

Al cruzar el umbral de su entrada, el espectador percibe inmediatamente que no se trata de una exposición al uso, sino que está empezando a descubrir algo especial. El ambiente te envuelve, la atmósfera es otra. Tras este primer instante en que uno comprende que acaba de entrar en otra dimensión, la mirada queda irremediablemente fijada en las maquetas de las cinco naos de la armada de la Especiería, soberbias, grandes, monumentales, como listas para zarpar en ese mismo instante. Detrás de ellas, una imagen espectacular de aquella Sevilla del siglo XVI boyante con el Puerto de Indias repleto de navíos.

Nos daremos cuenta de que esta exposición no sólo cumple su misión didáctica sino que traslada al visitante a las sensaciones que pudieron percibir nuestros marinos a bordo en cada etapa del viaje, convirtiéndose en una experiencia inmersiva, en la que son sus propios protagonistas quienes nos hablan a través de una muy cuidada selección de citas seleccionadas en las fuentes originales. Percibiremos el miedo a lo desconocido, el orgullo por saberse donde nadie antes se había hallado, la soledad del pionero y, cómo no, el imponente mar.

La exposición por sí misma explica poco a poco la historia que tiene que contar, sin apabullar a datos, sin que el espectador se dé cuenta de que está siendo hipnotizado. No esperen encontrar una sucesión de paneles explicativos. Los textos se distribuyen de tal modo que van saliendo al paso conforme uno avanza.

Empieza meciéndote con Sueño, prosigue con Partida, Exploración, Destino y Regreso, para concluir con Transformación, las fases en que se dividió el viaje, y su conexión con el espíritu humano y la eterna búsqueda de nuevos horizontes.

Mientras todo eso ocurre, uno va encontrando excelentes mapas, piezas históricas de muy diversa índole relacionadas con la expedición, pantallas inmensas como nunca antes vi, esculturas especialmente creadas para la exposición, la mismísima talla de la Virgen de la Victoria a la que fueron a dar gracias los supervivientes en procesión nada más poner pie en tierra, y documentos antiguos: las auténticas joyas, las fuentes archivadas del viaje, que son su plato fuerte.

La exposición se acompaña por un extraordinario catálogo, una publicación editada con una calidad excelente en la que se traslada su contenido a papel, y en el que además diferentes expertos añaden sus trabajos para dar una visión más completa sobre la historia de la expedición. Esta publicación estará en breve disponible de forma gratuita en formato digital.

Ya casi al final, terminaba de leer por primera vez ante mis propios ojos la maravillosa carta que dirigía el capitán Gonzalo Gómez de Espinosa al rey Carlos I para pedirle socorro desde su prisión portuguesa en la India y darle noticia de las mil penalidades por las que había tenido que pasar hasta entonces cuando, todavía tragando saliva por tratar de controlar la emoción, volvía una mujer joven con los ojos vidriosos desde la última sala, la que me quedaba a mí por ver.

«Tienes que ver esa proyección»- me dijo.

Y yo no se lo voy a contar. Tienen que ver la exposición con sus propios ojos. Y sentirla. El espíritu de los héroes de la Especiería les espera allí, y tiene una historia grandiosa que contarles.

Tomás Mazón Serrano

Autor de la web rutaelcano.com y miembro del equipo científico de la exposición El Viaje Más Largo.