Es este cortoplacismo el que se ha instalado en muchas instituciones (públicas y privadas) españolas, completamente cómplice de la acción disolvente antinacional instalada en muchas administraciones regionales y locales.


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Este pudiera ser el lema publicitario, digno de caminar en el lomo de los autobuses urbanos barceloneses, con el que sin duda actúa la administración autonómica del gobierno de Montilla así como de muchas administraciones municipales, entre otras la de Barcelona.

Para muestra el siguiente botón. En efecto, la Asociación por la Tolerancia, coincidiendo con el Día Internacional de la Lengua Materna, había anunciado que pondría en marcha una campaña informativa en los autobuses de Barcelona cuyo objetivo era dar a conocer a los ciudadanos la reciente sentencia del Tribunal Supremo del 12/12/2008 por la que este obliga a la Generalidad a incluir unas casillas en las hojas de preinscripción de las escuelas, preguntando por el idioma oficial que los padres desean elegir para la enseñanza de sus hijos en la educación infantil y primer ciclo de primaria (tal como, por otro lado, prevé la Ley de Política Lingüística de 1998, art. 21.2). Dicha sentencia reafirma en este sentido, por cierto, repetidas sentencias previas del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que han sido incumplidas sistemáticamente por parte de la Generalidad.

El caso es que desde mediados de Febrero la Asociación por la Tolerancia tenía formalizado un precontrato y ya había abonado el 50 % del importe de la campaña, pero ésta no ha podido pasar el último filtro, el de la empresa Promedios –que gestiona en exclusiva la publicidad de los autobuses de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB)— al negarse esta a respaldar dicha campaña. La excusa aducida por los responsables de la empresa, mirando literalmente para otro lado –-esto es, su bolsillo-, es que «una campaña como esta crea polémica y puede hacer daño al medio». Digamos que la empresa ha respondido acorde con el corolario que se derivaba del lema de la célebre campaña «atea» (aunque en rigor habría que decir más bien agnóstica) que, por otro lado, sí se promovió en los autobuses urbanos de Barcelona: y es que, en efecto, como probablemente el español no existe para la administración autonómica y local, habla catalán y «disfruta de la vida». «No te preocupes» porque la ley no se cumpla ni de que a la población catalana se le impida el acceso al conocimiento de una lengua internacional, con cientos de millones de hablantes y con una tradición literaria milenaria y riquísima.

Es este cortoplacismo, propio de logreros, el que, en efecto, se ha instalado en muchas instituciones (públicas y privadas) españolas, completamente cómplice de la acción disolvente antinacional instalada en muchas administraciones regionales y locales.

Es más, desde DENAES proponemos lo que nos parece un lema mucho más acorde con ese comportamiento de tales administraciones, y así se lo sugerimos para evitar ese escéptico y poco riguroso «probablemente», pudiendo ser reformulado, parafraseando a Gorgias, del siguiente modo: «seguro que el español no existe y, si existiera, no se podría conocer; y si se pudiera conocer, no se podría comunicar».

Así es como, de facto, se actúa desde muchas administraciones autonómicas y municipales…

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA