Parece que ni a Touriño ni a Ibarreche les ha apetecido, esta vez, presumir de nación gallega o vasca…

Es curioso cómo la casualidad coquetea con la actualidad diaria. En pleno proceso estatutario-separatista, con las tres comunidades “históricas” arrogándose cada vez más competencias y privilegios a costa del resto de los españoles, una moderna fragata militar con bandera española, la “Méndez Núñez”, navega en estos momentos camino de Somalia al rescate de una tripulación compuesta por ocho marineros gallegos y cinco vascos -además de los trece africanos- después de que su buque, el atunero vascongado “Playa de Bakio”, haya sido secuestrado por piratas de aquella peligrosa zona.
La cosa no dejaría de tener su gracia si no fuera por la gravedad del símbolo. Porque parece que ni a Touriño ni a Ibarreche les ha apetecido, esta vez, presumir de nación gallega o vasca. Tampoco han hecho amago de enviar naves de guerra bajo bandera propia y, mucho menos, arremeter justo ahora contra la común Patria de todos los españoles. Están bien calladitos, esperando que el Ejército de una nación en la que no se reconocen, a la que dicen odiar pero a la que exprimen en cuanto pueden, les saque las castañas del fuego. Se ve que en este caso (sí, pero ojo: no en otros) los ciudadanos vascos y gallegos son españoles de pata negra y pleno derecho. Luego llegarán a sus hogares, abrazarán a sus familias y quién sabe si su natural agradecimiento al Gobierno de España y a su Ejército no acabará trocándose en un resignado silencio: “Hai que saber disimular o que non se pode remediar…» Un silencio cómplice, interesado y desagradecido que se asemejaría muy mucho al que se ha instalado en la Generalitat y entre los nacionalistas catalanes tras aprobarse el trasvase del Ebro a Barcelona. Pero hacer además confesión de fe españolista ya iba ser demasiado para éstos, así que le ha tocado a la vicepresidenta De la Vega disimular la coyuntura con una afirmación a estas alturas, como mínimo, extravagante: “el Gobierno trata a todos los ciudadanos por igual”.
Menos mal que España es desprendida con sus hijos… Y es que, tal como don Benito Pérez Galdós hizo exclamar al arribista Juan Pipaón en La segunda casaca (1876), uno de sus mejores Episodios Nacionales,
“Bendita seas una y mil veces ¡oh patria generosa, bella y desdichada!”
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA