España en 2009 no puede menos que eliminar cualquier monumento que honre las acciones secesionistas de tales enemigos de la Nación.


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Como tantas otras veces, tras la reciente decisión judicial que instaba al ayuntamiento del municipio vizcaíno de Echébarri a retirar una plaza dedicada a honrar la memoria de los etarras Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui fusilados en 1975, el PNV ha vuelto a sacar a la luz su evidente y patética actitud consentidora con la banda terrorista ETA. En efecto, esta misma semana, Aitor Esteban, portavoz peneuvista en la comisión constitucional del Congreso, aprovechaba un debate sobre la «memoria histórica» celebrado en el pleno de la Cámara Baja de la Nación Española para arremeter abiertamente contra la supuesta actitud «desproporcionada» del delegado del gobierno en Vascongadas, don Miguel Cabieces.

¿Y en qué consistiría, a ojos de este representante parlamentario de la nación, dicha «desproporción»? Pues sencillamente, en haber promovido Cabieces la retirada de un monumento que, en efecto, y según la juez que ha podido entender sobre el caso, «lesionaría la dignidad de las víctimas del terrorismo». Al mismo tiempo el diputado peneuvista habría tenido la indecencia de instar al delegado del gobierno de España a no mirar a Paredes y Otaegui «con las gafas de 2009» por haber sido ambos militantes «antifranquistas», cosa que al parecer les dignificaría pese a la «circunstancia», parece ser que meramente accidental, de su pertenencia a la banda asesina ETA.

Con ello, suponemos, estaría dando a entender Esteban que el PNV estima preferible, incluso en presencia de una sentencia judicial, que el municipio de Echébarri ( pero también muchos otros que siguen contando con monumentos, plazas y calles dedicadas a honrar la «memoria histórica» de muchos asesinos de la ETA) se abstenga de cumplir la ley, extremo este que raya con la llamada a la sedición y que por lo mismo resultaría enteramente inadmisible en boca de un representante parlamentario –es decir, de un legislador– de la Nación Española.

Pero es que además ni siquiera es verdad que la condición «antifranquista» de Otaegui y Paredes Manot pueda en modo alguno eclipsar por así decir su militancia etarra puesto que semejante «antifranquismo», que no negamos, sólo lo será accidentalmente y por vía extravagante respecto del cuerpo político español: es cierto , Otaegui y Paredes «combatieron» el régimen franquista, pero únicamente de manera indirecta a la manera como también podían haber combatido a la democracia parlamentaria que resultó de la transición, o a cualquier otra forma de estado de la que se hubiese revestido su verdadero objetivo sustancial, a saber: la Nación Española.

Y es obvio que si ello es así, se seguirá que ni Paredes ni Otaegui fueron, directamente, enemigos del franquismo dado que su enemiga esencial, inmediata estuvo siempre dirigida contra España en tanto en cuanto miembros de una banda separatista que sigue operando en nuestros días más de cuatro décadas después de la muerte de Franco.

De lo que también se deduce que España en 2009 no puede menos que eliminar cualquier monumento que honre las acciones secesionistas de tales enemigos de la Nación.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA