Para valorar el acuerdo PSE-PP hay que mirar hacia los demás partidos del País Vasco, al «bloque extravagante». Y es que las declaraciones de algunos de sus líderes nos indican que el PSE y el PP van por el camino adecuado. No queremos, por tanto, cantar ninguna victoria ante el panorama del difícil Gobierno, pero, a decir verdad, si ladran, es que cabalgamos.

No querríamos cantar victoria una vez conocido el texto que confirma el pacto de gobierno entre el PSE y el PP en el País Vasco.
El llamado preacuerdo cerrado el pasado jueves entre las dos fuerzas políticas, en efecto, pese a significar un avance hacia la defensa de la nación española, sobre todo fijándonos en los «mínimos» reconocidos sobre la televisión autonómica, la lengua y la lucha contra ETA, no deja en cambio de usar expresiones, bien que en determinados pasajes, en las que se detecta el efecto de un «nacionalismo ambiente» difícil de arrinconar.
Por ejemplo, tras la introducción del documento, el Gobierno de la «nueva mayoría» se compromete, entre otras cosas, a respetar «los diversos sentimientos de pertenencia de sus ciudadanos y ciudadanas». O que se «una y cohesione el país desde el diálogo y el acuerdo entre diferentes, con políticas que garanticen la igualdad de oportunidades, teniendo en cuenta los derechos universales de ciudadanía». Pues el «diálogo y acuerdo entre diferentes», sin dar los parámetros de la diferencia, y queriendo soslayar que acaso se trate del diferente en materia de «sentimientos de pertenencia», no es precisamente una propuesta aclaradora.
Ahora bien, a cambio de esto, y para contextualizar nuestras cautelas con un texto que también promete medidas que se necesitaban con urgencia, especialmente en su apartado de «Política en defensa de las libertades y contra el terrorismo», hay que mirar hacia los demás partidos del País Vasco exceptuando a UpyD, es decir, al «bloque extravagante». Y es que las declaraciones de algunos de sus líderes nos indican que el PSE y el PP van por el camino adecuado. Si no, fijémonos en algunas de ellas, tales como las de Francisco Juan Zabaleta, alias «Patxi», exseminarista y actual coordinador de Aralar, enésimo esqueje de Herri Batasuna, que ha dicho que se han firmado «una serie de símbolos anti-identitarios» (sic). O José Luis Eguibar, alias «Joseba», que dice que este pacto responde a un «objetivo de Estado» consistente en «asimilar el hecho diferencial vasco y hacer que Euskadi sea cada vez más España». Lo cual es literalmente cierto, hasta en el grado del «más» en el que al portavoz del PNV se le escapa reconocer que hasta ahora «Euskadi» estaba siendo cada vez «menos» España, pero que lo es.
Y en sintonía con las mismas debemos recoger la amenazadora «huelga general» que los sindicatos de la Comunidad Vasca han anunciado para el 21 de mayo, que viene a dejar en ridículo el cariz revolucionario que la institución de la huelga conservaría en el contexto de la Nación política española que neciamente ignoran.
No queremos, por tanto, cantar ninguna victoria ante el panorama del difícil Gobierno, pero, a decir verdad, si ladran, es que cabalgamos.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA