Bajo la apariencia ideológica de la defensa de una lengua minoritaria y toda la nebulosa que supone la genérica defensa de los Derechos Humanos, los separatistas antiespañoles usan de los más repulsivos métodos mafiosos para amedrentar a todos los que no se pliegan a sus políticas de inmersión lingüística


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Estos últimos meses una de las noticias habituales de los telediarios ha sido el proceso judicial en el que se encuentra inmerso el clan Pujol, a cuenta de aclarar el origen de su enorme fortuna, relacionada con los años en los que el ex presidente autonómico catalán (que pese a sus políticas claramente antiespañolas fue nombrado «Español del Año» por un diario de cuyo nombre vale más no acordarse) dispuso del poder absoluto en Cataluña para hacer y deshacer a su antojo; un poder tan grande como la fortuna amasada al calor del mismo, algo que provocó que el cómico Boadella dijese con inequívoca ironía que los Pujol serían los amos si vivieran en Sicilia.

Sin embargo, el carácter de mafia del separatismo catalán va mucho más allá de esta mera anécdota provocada por el ilícito origen de su fortuna, no diferente al de otras castas políticas de otras latitudes. Porque el genuino sesgo de esos seudopartidos políticos que forman los separatistas antiespañoles, es el de una verdadera mafia, por sus procedimientos para amedrentar a las escasas voces discrepantes que se encuentran en sus territorios, ocultos bajo la ideología de la defensa de una minoría y de los socorridos Derechos Humanos que ellos vulneran constantemente al amenazar a sus víctimas. Recordemos cómo la ETA y su entorno se hicieron con el control de los pequeños municipios del País Vasco y Navarra no sólo con el terrorismo contra las fuerzas de seguridad españolas y la cómplice «omertá» del resto de la población residente, sino también mediante el terrorismo de baja intensidad contra pequeños comercios y vecinos de la zona, extorsión muy rentable para conseguir amedrentar a unos españoles abandonados a su suerte por el Gobierno de la Nación.

En Cataluña ha sucedido algo muy similar: los padres que se oponen a las políticas de inmersión lingüística son sometidos a una presión verdaderamente mafiosa para que se plieguen al chantaje separatista. El pasado miércoles supimos que en la localidad barcelonesa de Mataró varias organizaciones separatistas, tales como CiU, CUP, ERC o ICV, representadas por autoridades como el propio alcalde de la localidad, militante del primero de los grupos sediciosos, se concentraron para amenazar de forma mafiosa a los padres de dos alumnos de la Escuela Pía Santa Ana, situada en la citada localidad barcelonesa, porque han pedido, amparados en la magra legalidad ratificada por las recientes sentencias judiciales, que al menos la cuarta parte de las asignaturas impartidas por el centro lo sean en la lengua oficial de la Nación Española, el español, sin renegar en ningún momento del ridículo idioma catalán (incluso parece que los padres no ven con malos ojos el hoy tan de moda «trilingüismo»).

Auténtico paradigma de este proceder mafioso es el militante de Convergencia Democrática de Cataluña, Oriol Abelló García, quien en el perfil de una red social ha protestado airadamente porque en la citada escuela de Mataró haya que impartir el veinticinco por ciento de la enseñanza en español, que no olvidemos es la lengua oficial en toda España. En su comentario escrito en la lengua vernácula catalana, y que con proverbial cobardía característica de todos los separatistas catalanes eliminó al poco de publicarlo, afirma que se solidariza con los alumnos de la Escuela Pía de Mataró porque «a partir de mañana tendrán que hacer una clase más de castellano [sic] en una materia troncal por culpa de una denuncia de unos padres que quieren que su hijo haga el veinticinco por ciento de estudios en lengua castellana».

Abelló, inmerso en su propia fantasía catalanista, henchido en su superioridad, amenaza a los dos alumnos afirmando que es culpa de sus padres «si sus hijos se quedan solos en la hora del patio. No es culpa de los demás sino de ustedes que están a favor de que se haga un apartheid o como en EEUU hicieron con los negros». No contento con amenazar con realizar el citado apartheid o muerte social sobre los dos muchachos, Abelló nos muestra a todos su orgullo aldeano por hablar una lengua de laboratorio insignificante en el mundo, más aún comparada con el español: «Los raritos no somos los que hablamos catalán. Los raritos son ustedes». Como buen sedicioso, Abelló culmina su comentario despreciando las decisiones de los tribunales de justicia, afirmando que tanto los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña como los del Tribunal Supremo «me la comen de lado» [sic].

Desde la Fundación Denaes denunciamos sin descanso estos procedimientos mafiosos del separatismo antiespañol, que bajo la coartada ideológica de la protección a una lengua minoritaria, o bajo las sublimes apelaciones a los Derechos Humanos, se oculta una mafia infame, que usa de los habituales procedimientos de extorsión y chantaje para imponerse a quienes no comulgan con sus ideas sectarias. Desde aquí transmitimos el mayor de los ánimos a la familia de los alumnos, que no sólo no han cedido al chantaje sino que están dispuestos a seguir luchando hasta que se aplique la sentencia, esperando que los poderes públicos se impliquen de verdad para no volver a dejar tirados a estos españoles víctimas del separatismo antiespañol.

Fundación Denaes, Para la Defensa de la Nación Española.