Los planes de los catalanistas para expoliar un trozo de Aragón
Como si de un efecto Doppler mantenido en el tiempo se tratara, la atronadora pitada que cuidadosamente se preparó, con un conocimiento y antelación que invitan a pensar en la asunción de tales ultrajes a la nación por parte de quienes están obligados a impedir que tan graves hechos, impensables en cualquier otra nación, ocurran, sigue alimentando estériles debates tan sólo interrumpidos por la irrupción constante en los medios de comunicación de casos de corrupción delictiva. Si la Corona, PP, PSOE, IU y los principales sindicatos, la así llamada «casta», ya han conocido las salpicaduras de tan detestable conducta, muchos son ya los adanistas políticos que han manchado sus impecables vestiduras democráticas y populistas apenas han tomado contacto con la procelosa realidad política. Y así, los que antes lanzaban espumarajos contra la Infanta Cristina o Ana Mato, señoras ignorantes de los negocios de sus cónyuges, ven ahora cómo Tania Sánchez Melero, ex pareja del político más mesiánico de los últimos tiempos, les obliga a probar de su propia medicina acusatoria toda vez que la Sánchez queda ecualizada con tan distinguidas damas desde el momento en que ha sido imputada por favorecer -la familia-, a los suyos.
Mientras tanto, a unos cientos de kilómetros del estadio en que juega esa herramienta del catalanismo, el F. C. Barcelona, que lo borda en el césped a la vez que sirve de potente altavoz de la ideología sediciosa, se hallan unas tierras llamadas, por parte de los catalanistas «La Franja de Poniente» objeto de deseo de unas políticas expansionistas que comienzan armando instituciones culturales para finalizar, tal es su plan, anexionándose, es decir, robando, terreno al resto de los españoles.
Sirva de ilustración de lo inmediatamente afirmado el hecho de que el Instituto de Estudios Catalanes y la Sociedad Catalana de Estudios Jurídicos, generosamente subvencionados por la Consejería de Justicia de la Generalidad, están preparando en una obra titulada La Franja de Poniente. Aspectos históricos y jurídicos en la que despliegan su habitual estrategia consistente en la selección de datos históricos y etnolingüísticos para apoyar sus indisimuladas intenciones expansionistas. La obra, que probablemente contará con un escaso número de lectores, está estructurada en seis grandes bloques temáticos entre los que no puede faltar uno centrado en las distintas leyes lingüísticas fabricadas ad hoc para embolsar, gracias a la habitual estrategia clientelar, un número de población suficiente en la cual apoyarse, democráticamente, para ir avanzando en la destrucción nacional.
Mientras todo esto ocurre a la sombra de las imprentas, el risueño Arturo Mas continúa desobedeciendo cuantas leyes estorban a sus propósitos, metodología, que, más allá del run run electoral, pretende emular Ada Colau, quien ya se ha quitado la careta poniéndose al servicio de ERC para cuanto la formación de Oriol Junqueras guste mandar.
La ardorosa activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona, apenas ha rozado la moqueta, y tal y como era de prever, favorecerá a unas formaciones que consideran objetivo irrenunciable la anexión de este territorio dentro de ese proyecto de mutilación y expolio nacional que responde al fantasmagórico nombre de «Países Catalanes», mítico territorio que, al decir de los delirantes miembros de ERC, ha estado divididos en diferentes territorios «por imperativos políticos», tal y como se puede leer en la web del citado pseudopartido. El lector podrá comprobarlo y leer, probablemente estupefacto a poco que sepa algo de Historia, que la división aludida está compuesta de las siguientes piezas: «La Cataluña Norte, en el Estado francés; el Principado de Cataluña con la Franja de Poniente, el País Valenciano y las Islas Baleares y Pitiusas en el Estado español y Andorra, que tiene Estado propio»… Tan triste situación, continúan afirmando los sectarios del catalanismo, respondería a «más de 300 años de opresión por parte de los Estados español y francés», llevando a los habitantes de tales tierras, ay, a «ignorar incluso su propia identidad».
Desde la Fundación DENAES no podemos, como venimos haciendo desde hace años, sino insistir en la denuncia de tales programas ante las autoridades competentes, aquellas que están obligadas a mantener la integridad nacional, una integridad incompatible con la existencia legal de semejantes formaciones políticas que de forma explícita amenazan a la Nación.
Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española