En fin, a lo más que ha llegado Aguilar en el debate, en este como en el anterior, fue a poner sobre la mesa su propio retrato, pero este no caricaturesco, de persona falaz.


aguilar.jpgLópez Aguilar acaba de sacar a la luz un libro de viñetas, De Aznar a ZP, prologado por el propio Rodríguez Zapatero y por Peridis (por lo visto, tal es la profundidad de la obra, es insuficiente un prólogo requiriendo dos), y en el que se hace, según se afirma en el subtítulo, «un recorrido por la política española reciente más reciente».

Ayer, Aguilar frente a Mayor, en el segundo debate que les enfrentó como candidatos cabezas de lista por sus respectivos partidos a las elecciones europeas, no dejó de practicar la técnica del caricaturista para retratar a su principal oponente electoral. Omisión y exageración de algunos rasgos, parece ser el modo de obtener un retrato caricaturesco, sin obviar cierta dosis de invención. Partiendo del canon del, digamos, homo franquista según lo entiende Aguilar (un canon que de hecho ya constituye una caricatura), el ex ministro de Justicia buscó constantemente en el debate un perfil de Mayor que se ajustara lo más posible a ese canon.

Un perfil que sólo logró diseñar, decimos, y en esto se basa el discurso del PSOE elección tras elección, por la vía de la caricatura. Aguilar siguió sistemáticamente la técnica falaz de la invención del «hombre de paja» (o argumentum ad logicam), según la cual se proyecta sobre el rival –poniendo en su boca cosas que nunca ha dicho– una posición ridícula por impresentable (Mayor prefiere la pederastia al aborto, a Mayor no le gusta que, a igual mérito, la mujer tenga el mismo sueldo que el hombre, a Mayor no le gustan los emigrantes, Mayor busca que los obreros paguen los abusos de los patronos-banqueros que provocaron la crisis, a Mayor le gustaría prohibir el estudio de las lenguas vernáculas…), para después derribarla presentándose como el campeón defensor de todo aquello que representa el rival según tal retrato.

El «hombre de paja», en este caso, insistimos, es el «franquismo», el homo franquista, que Aguilar, hay que decir que de un modo muy romo y poco sutil, busca que el espectador lo halle en la figura de Mayor. Así si Mayor dice que hay que corregir determinados aspectos de la política autonómica, Aguilar le responde lo siguiente: «A usted no le gusta la España de hoy, no le gusta las manifestaciones plurales, sólo le gusta una España», la del régimen anterior, dijo literalmente.

Lo más llamativo, y seguramente aconsejado por el marketing, es que, después de retratar, caricaturizar así a Mayor (y al PP en general), le ofrece un «pacto de Estado» para determinados asuntos… Es decir, no le importa, pactar con «la caverna» franquista…

En fin, a lo más que ha llegado Aguilar en el debate, en este como en el anterior, fue a poner sobre la mesa su propio retrato, pero este no caricaturesco, de persona falaz.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA