No parecen entenderse bien las razones por las que el PSOE habría de rechazar ahora conceder a los «demócratas» lo que, antes, estuvo dispuesto a ofrecer a los «violentos»…

Con su intervención en la «fiesta de la rosa» que cada año vienen celebrando los representantes del Partido Socialista en las provincias vascongadas, el presidente Zapatero transmitía ayer un mensaje muy particular al lehendakari Juan José Ibarreche anunciando Alicia su intención de «recibir» y «escuchar» al líder separatista al tiempo que ofrecía, una vez más, «autogobierno y más autogobierno» al País Vasco, además de «respeto por su lengua y por su identidad». No sabemos exactamente -o, mejor, lo sabemos demasiado bien- a qué «lengua» (siendo por ejemplo la lengua española, que el gobierno de Ibarreche se empeña ridículamente en eliminar, la única precisamente común a todos los vascos) y a qué «identidad» pudiera referirse el presidente del Gobierno con su discurso en Baracaldo, aunque lo que desde luego nos parece extraordinariamente curioso es que en efecto juzgue el Sr. Rodríguez Zapatero que el «problema vasco» -es decir, el problema suscitado por la estrategia abiertamente secesionista del PNV- requiera justamente de «más autogobierno» en lugar, por ejemplo, de revocar el existente haciendo para ello uso de los recursos que la Constitución de 1978 dispone al efecto.
Sin embargo, consideramos que puede presentar algún interés detenerse un momento sobre los contenidos de lo que ZP va a «escuchar» sin duda que con el mayor de los respetos cuando el próximo día 20 de mayo reciba en la Moncloa la visita de este personaje: según la carta abierta dirigida por el propio Ibarreche al «Presidente de España» (pues bajo este rótulo se refirió Ibarreche -suponemos que en su calidad de «Presidente de Euzkadi»- a su «homólogo» José Luis Rodríguez en una entrevista a la Eukal Telebista el pasado miércoles), las líneas de fondo de la oferta que el propio lehendakari pretende cursar a Alicia en su cita madrileña (a saber: bilateralidad, reconocimiento de la «identidad nacional» del Pueblo Vasco, incorporación de Navarra a Euskal Herria, reconocimiento del «derecho a decidir», etc., etc.) se sustancian, precisamente, en la oferta que el propio gobierno del PSOE habría a su vez sometido a la consideración de la ETA durante sus reuniones con Batasuna en el «santuario de Loyola» durante el «proceso», unas reuniones -por cierto- en las que también estaban presentes, al parecer, diversos representantes del Partido Nacionalista Vasco, etc. Y en estas condiciones, claro está, no parecen entenderse que digamos excesivamente bien las razones por las que el PSOE habría de rechazar ahora conceder a los «demócratas» lo que, antes, estuvo dispuesto a ofrecer a los «violentos». Con su desparpajo habitual, Jesús Eguiguren (según todos los indicios: uno de aquellos nobles negociadores que se «acogieron a sagrado» en Loyola) habría puesto la venda antes de la herida declarando que tal oferta habría perdido todo su sentido al decidir la ETA volver a las armas; pero, ¿no es esto tanto como una suerte de reconocimiento, por parte del mismo PSOE, de que el consabido «diálogo resolutivo» incluía de hecho una «negociación política» cuyos contenidos , en cambio, no convendría mantener ahora?
Desde la Fundación DENAES, lo que ciertamente nos parece una vergüenza es el mero hecho de que el Gobierno de España haya llegado alguna vez al extremo de avenirse a discutir con ETA sobre algo que desde luego no es suyo, a saber: el «derecho a decidir» o, lo que es lo mismo, la soberanía de la Nación española sobre el País Vasco.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA