Desde nuestra modesta Fundación, conscientes de la gravedad de estos asuntos, animamos al empresariado a abandonar su maleabilidad frente a las clases dirigentes regionales que de esta tiránica forma se conducen, y mostrar unión y firmeza ante estas adversidades contra las que el Gobierno nada dispone.


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El habitual debate entre partidos políticos ocupa tanto espacio en los medios, que llega a ocultar problemas que, larvados en ese estrato de silencio, sólo afloran a la superficie cuando se manifiestan con irreversible gravedad. A continuación se exponen dos simples ejemplos que giran en torno a la construcción de una esencial infraestructura para la tan cacareada vertebración de España: El AVE, denominado TAV por el mundillo nacionalista para evitar la letra «e» y sus espantosas implicaciones.

En efecto, la construcción de la vulgarmente conocida como Y vasca, se ha encontrado desde su inicio con la frontal oposición etarra, hasta el punto de que la banda antiespañola ha emitido un comunicado en el que insta a sus colaboradores a lo siguiente:

«En los pueblos el ambiente debe convertirse en insoportable para los responsables del proyecto, sobre todo concejales y alcaldes».

Frente a este hostigamiento, es evidente que a nadie se le puede exigir un comportamiento heroico, pero no es menos cierto que plegarse a cualquier deseo de la banda, supone una colaboración objetiva con la misma. En este sentido, y según la información a la que ha tenido acceso DENAES, diversas empresas españolas han descartado su participación en esta obra por miedo a la acción terrorista, decisión que acarrea un grave daño a los obreros, que se ven privados de una oportunidad de trabajo en una época de crisis como la que vivimos.

Pero si el caso vasco es grave, en Cataluña, y de nuevo disponemos de información solvente, los obstáculos no son menores, esta vez relacionados con la cuestión de las lenguas regionales. Así, toda la información que se remite a las empresas del territorio nacional, se hace exclusivamente en catalán, con la exigencia de que la documentación y los técnicos que allí deben operar, tendrán que atenerse a ese mismo condicionante lingüístico. La fragmentación del mercado laboral que estas condiciones propician, agravadas por la prohibición de la enseñanza en español en los colegios catalanes, es el efecto inmediato de estas iniciativas neofeudales.

Desde nuestra modesta Fundación, conscientes de la gravedad de estos asuntos, animamos al empresariado a abandonar su maleabilidad frente a las clases dirigentes regionales que de esta tiránica forma se conducen, y mostrar unión y firmeza ante estas adversidades contra las que el Gobierno nada dispone.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA