Y es que a Zapatero no le es suficiente, en su extravagancia, a la Humanidad como referencia a la que va dirigida su actividad gubernamental: los intereses de España, país que, al cabo, está rodeado por estrechas fronteras que no son sino producto del odio, son miserables frente a la proyección humanitaria de las ideas de Zapatero; pero es que incluso la Humanidad, como sujeto de referencia, sigue siendo un proyecto estrecho ante los «nuevos derechos» que la zoología presenta y que Zapatero podría defender.


garzon.jpgSin duda, la dimisión del Ministro de Justicia Fernández Bermejo, ha revelado, siquiera sea en el terreno de la retórica, la existencia de un «proyecto socialista» que muchos, desde luego, negaban. Un proyecto, por supuesto, «sugestivo de vida en común», que parece incompatible, no tanto con que un juez y un ministro de justicia caminen juntos (junto con el jefe de la policía judicial) en tales circunstancias (operación Gürtel), sino con el «hecho cinegético» en sí. Porque, en efecto, ¿en dónde queda aquel «nuevo Pacto con la Tierra» presentado por el nuevo Adán, Rodríguez Zapatero, allá por el 2007, si un ministro de su gobierno, un fin de semana sí y otro también, permanece al acecho de venados, muflones, jabalíes y perdices?

Recordemos que, en su día, el grupo parlamentario socialista presentó, de la mano del diputado Francisco de Asís Garrido Peña, la iniciativa, que fue admitida por el Congreso el 24 de abril de 2006, de extender los derechos humanos a los grandes simios, en la línea del proyecto Gran Simio, siendo así que la intelligentsia verde del partido socialista, aunque callada y prietas las filas, podría ver en las actividades cinegéticas del ya ex ministro un punto de fuga para el desarrollo de este proyecto.

Y es que a Zapatero no le es suficiente, en su extravagancia, a la Humanidad como referencia a la que va dirigida su actividad gubernamental: los intereses de España, país que, al cabo, está rodeado por estrechas fronteras que no son sino producto del odio, son miserables frente a la proyección humanitaria de las ideas de Zapatero; pero es que incluso la Humanidad, como sujeto de referencia, sigue siendo un proyecto estrecho ante los «nuevos derechos» que la zoología presenta y que Zapatero podría defender. Sin duda, piensa el nuevo Adán, ese nuevo pacto con la Tierra pasa por la «liberación animal», frente al pacto bíblico por el que los animales se pusieron al servicio «despótico» del Hombre. De este modo, muflones, venados, jabalíes y perdices podrán, por fin, ya que los derechos no hay porqué extenderlos tan solo a los simios, transitar por la geografía española sin ser abatidos ni perseguidos, poniendo así al género animal en «estado de derecho».

Parece ser, en definitiva, que el ex ministro de Justicia cayó en la cuenta de la incompatibilidad entre la caza y el nuevo pacto por la justicia animal que el grupo socialista ha promovido desde el Congreso.
Ahora bien, ¿y el juez Baltasar Garzón? Sin duda, Garzón conocerá la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, firmada en 1977 y aprobada más tarde por la O.N.U. Desde esta perspectiva, en la que el propio Garzón se sitúa, ¿en dónde queda la «legalidad internacional» que el juez titular de la Audiencia Nacional ha dicho defender en tantas ocasiones? –-recordemos, sin ir más lejos la Carta dirigida a Aznar, en referencia a la cuestión iraquí–.

Aquí, para terminar, le recordaremos dos artículos de esta Declaración:

Artículo 11.

Todo acto que implique la muerte de un animal sin necesidad es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida.

Artículo 12.

a) Todo acto que implique la muerte de un gran número de animales salvajes es un genocidio, es decir, un crimen contra la especie.

b) La contaminación y la destrucción del ambiente natural conducen al genocidio.

¿Debería ser demandado el juez ante el Tribunal Penal Internacional por «biocidio» y «genocidio»?

En fin, las extravagancias, por lo menos desde el punto de vista lógico, se pagan caras…

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA