Este Gobierno nos tiene acostumbrados a negar lo evidente de la manera más descarada, como si la mayoría de los españoles fuéramos tontos…


zp-3.jpgEl domingo 27 de enero nuestro presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, sorprendió a todos los españoles con la propuesta de devolver a pensionistas y asalariados 400 euros de su declaración del IRPF. Desde el ejecutivo nos dicen que tal medida no es electoralista a pesar de la obviedad de lo contrario, de que tan sólo 20 días antes habían rechazado una propuesta en la misma línea presentada por CIU en el Congreso, y de que el ministro Caldera declare que la medida se retrasó con vistas a las elecciones. Pero este Gobierno nos tiene acostumbrados a negar lo evidente de la manera más descarada, como si la mayoría de los españoles fuéramos tontos. Y quizá no ande muy descaminado en su diagnóstico, pues, a pesar del desastre que su gestión ha supuesto para la Nación Española en estos cuatro años, parece que la mayoría de los ciudadanos piensa seguir votando al partido de los 100 años de honradez, tal como delatan las encuestas para las próximas elecciones del 9 de marzo. Aun así no nos resistimos a poner de manifiesto la peculiar lógica de ZP.

A pesar de que la casi totalidad de partidos y sindicatos ha tachado la medida de los 400 euros de poco progresiva desde el punto de vista de la justicia social, tal como ocurrió en su día con los 2.500 euros repartidos linealmente entre todos los progenitores, ricos o pobres, sin embargo Zapatero contraataca diciendo que tal devolución sí que es progresista, pues para el contribuyente que haya pagado al fisco 400 euros la devolución prometida supondrá un 100 % de lo recaudado. Para quien haya pagado 1.200 euros la devolución sólo supondrá un 30 %, y así sucesivamente (¿por qué no se les devuelve 1199 euros a estos sujetos, ya que sólo supondría un 99,91 de lo pagado? Aunque también se les podría devolver 600 euros, que tan sólo supondrá el 50 % de lo recaudado). Tras “argumentar” de esta manera en Los desayunos de TVE del día 29 de enero, al parecer siguiendo instrucciones de Solbes (ver una argumentación similar en los periódicos del día 30), Zapatero se quedó tan ancho, sin que nadie le pusiese la cara colorada por tanta ignorancia o tanta cara dura. Según esta peculiar lógica la medida sería progresiva, en vez de lineal, si consideramos las cantidades devueltas en términos porcentuales respecto a lo pagado, y obviando las razones para que unos paguen mucho más y otros mucho menos.

Sea como fuere lo que parece desprenderse de tales medidas es la tendencia de ZP a pensar la justicia en términos igualitaristas, aritméticos, de manera que no haya que tener en cuenta parámetros y diferencias de ningún tipo -morfológicas, sexuales, económicas, sociales, políticas, de competencia o autoridad, etc.-, a la hora de tratar a los individuos de la manera más justa. Ya no harán falta disquisiciones sobre la justicia basada en la igualdad geométrica (teniendo en cuenta la proporcionalidad, el mérito o cualquier otro parámetro de distinción), tal como reza, por ejemplo, el principio marxista de “a cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus posibilidades”. Ahora las sociedad podrá organizarse de la manera más simple presuponiendo que todos somos iguales sin más, como si fuéramos átomos homogéneos fácilmente armonizables. De ahí que para ZP no haya problemas para una Gran Alianza entre ricos y pobres, entre españoles y antiespañoles, entre Estados con proyectos divergentes, entre matrimonios que parten de sexos distintos o no, monogámicos o poligámicos, entre padres e hijos, profesores y alumnos, considerados como iguales sin más, entre humanos y grandes simios, entre “civilizaciones” con rasgos culturales incompatibles, etc. El País de las Maravillas está al alcance de la mano, aunque algunos -a los que se llamará fascistas- no quieran verlo. ¿Se puede ser más simple?

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA