Agenjo se convirtió, desgraciadamente, en una figura excepcional, pues fue la única directora de un instituto que no se plegó a las presiones y coacciones de quienes gobiernan Cataluña


Dolores-Agenjo-recuero-Galornada-del-premio-catalanes-por-Espana-2014.-Foto-Joseph-Azanmene-N.jpg

Pocos días después de que Arturo Mas, a la cabeza de una coactiva ceremonia planificada al milímetro, acudiera a los juzgados para declarar como imputado por los hechos acaecidos el 9N, le tocó el turno a la barcelonesa Dolores Agenjo Recuero, profesora de Lengua Castellana que se negó a ceder las llaves de su centro educativo en el cual los separatistas trataban de realizar un acto inequívocamente antidemocrático cuyo objetivo es la mutilación de España.

El lugar vedado a los sediciosos fue el instituto Pedraforca de Hospitalet de Llobregat, populosa localidad en la cual viven compatriotas venidos de otras provincias que acudieron a Cataluña tras el reclamo del trabajo que en sus empobrecidas regiones se les negaba. Integrante del llamado Cinturón Rojo de Barcelona, Hospitalet es, en suma, un enclave habitado mayoritariamente por esos a quienes los más arriscados catalanistas, custodios de las esencias racistas fundacionales, llaman charnegos. Entre tales españoles desplazados figuran los propios padres de Agenjo, campesinos que llegaron desde Toledo a Barcelona en 1953.

Seis décadas más tarde, con su patriótico proceder, Agenjo se convirtió, desgraciadamente, en una figura excepcional, pues fue la única directora de un instituto que no se plegó a las presiones y coacciones de quienes gobiernan Cataluña. Hasta cinco veces se negó Agenjo a abrir las puertas del Pedraforca, las mismas que exigió que la orden oficial viniera firmada por algún heroico sedicioso. Cinco negaciones a las que no encontró contestación entre las medrosas filas del separatismo catalán. Cinco ausencias de rúbrica tras las cuales el colegio permaneció infranqueable ese señalado domingo.

Firme ante la catarata de insultos que ha recibido desde entonces, la profesora ha declarado una serie de hechos que señalan de manera directa a la propia Generalidad, que se sirvió del Departamento de Enseñanza para organizar la jornada. Declaraciones que chocan con las realizadas por Mas y sus adláteres, quienes cobardemente han delegado tales responsabilidades en una suerte de catalanismo agente que habría operado de manera armónica e impersonal a favor de la realización de esta votación.

Sin embargo, las palabras de la profesora han señalado a personas muy concretas, entre ellas, destacadamente, a la directora territorial de Educación de Barcelona: Montserrat Llobet, maestra de la doblez que desgranó ante parte del profesorado toda una estrategia en la cual eran imprescindibles un buen número de colaboracionistas.

Las argucias de Llobet fueron sin embargo estériles ante la fortaleza de Agenjo, pues aunque la directora territorial telefoneara varias veces a nuestra protagonista tratando de obtener de ella las llaves de la institución, esta se las negó reiteradamente exigiéndole como paso previo esa petición por escrito que nunca le llegó.

La jornada de votaciones, no obstante la negación de su realización hecha por el propio Gobierno de la Nación, se celebró, y tras ella comenzarían a conocerse las maniobras exculpatorias de algunos de sus máximos responsables, hecho que empujaron a doña Dolores a declarar ante la Delegación del Gobierno.

Presentados de este modo los hechos y a la espera de que los responsables de tan graves hechos reciban los castigos que sin duda merecen, desde la Fundación DENAES no podemos sino felicitar a doña Dolores Agenjo por su fortaleza, actitud que contrasta con la de muchos de sus colegas, verdaderos agentes del catalanismo. Lo ocurrido en el 9N en Cataluña es una muestra más de hasta qué punto la región está corrompida debido a la acción de décadas de adoctrinamiento catalanista reforzado por la aplicación de leyes hechas a la medida de tal ideología junto a la desobediencia de otras que pudieran neutralizarla. En las actuales circunstancias, la irresponsable y suicida decisión de dejar en manos de los hispanófobos muestra una vez más su verdadera dimensión, pues es innegable que la aludida jornada sólo pudo celebrarse gracias al voluntarismo de muchos propagadores del credo catalanista que con su militancia blindan su propio puesto de trabajo inaccesible para muchos compatriotas.

Sin embargo, el ejemplo de nuestra protagonista muestra hasta qué punto la firmeza y la aplicación de la ley dan sus frutos. Si en nuestro último editorial sopesábamos la posibilidad real de la suspensión de la Autonomía Catalana, en el presente añadiremos una nueva y desusada herramienta que pudiera atajar los desmanes educativos que se dan en Cataluña, con la discriminación del español a la cabeza: la intervención de la Alta Inspección del Estado.

Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española