Lo deseable sería que dentro del socialismo español pudiera articularse una corriente poderosa y activa de redescubrimiento y recuperación de la dimensión nacional de la izquierda.


La deserción nacional del Partido Socialista ha sido tan clamorosa –aquí no hemos dejado de denunciarlo– que las disidencias eran inevitables: ya surgen en la izquierda voces que no sólo exigen una rectificación, sino que, aún más allá, se plantean “dar un paso adelante” si el PSOE insiste en su política de destrucción de la nación española, en particular en lo que concierne a su “proceso de negociación” con la banda terrorista ETA. Quien lo ha dicho ha sido nada menos que Rosa Díez, la socialista vasca, que con estas palabras llega más lejos de lo que nadie había llegado antes.

¿Cuál será ese paso? En términos de estabilidad del marco político nacional, no sería deseable que el PSOE sufriera una escisión. La culpa, en todo caso, habría que cargarla sobre quienes de modo tan ilegítimo han dejado caer la “E” de sus siglas. Pero lo deseable, sin duda, sería que dentro del socialismo español pudiera articularse una corriente poderosa y activa de redescubrimiento y recuperación de la dimensión nacional de la izquierda. La nación española ganaría mucho con ello. Desde aquí no dejaremos de alentar ese desafío crucial.