La formación política liderada por Pablo Iglesias Turrión, con sus constantes divagaciones y apoyos al secesionismo en diversos puntos de España, es «coherente» con su concepción de España como un «país de países»


Pablo_Iglesias_Euskadi_Cuba.jpg

Fue con el comienzo del año 2014, tras una serie de presencias previas del profesor de Ciencias Políticas Pablo Iglesias Turrión en programas de debate de diversos medios de comunicación, donde se constató la potencia de sus argumentos comparada con los tópicos biempensantes de muchos periodistas e «intelectuales» de renombre, cuando varios profesores del Campus de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid constituyeron Podemos, plataforma con la que se presentaron a las elecciones europeas y, tras el éxito cosechado en tales comicios, acabaron constituyéndose al final de ese año en partido político.

Los medios de comunicación de masas, ávidos de encontrar noticias impactantes con las que solventar la crisis en la que se ven envueltos, no dudaron en destacar el «talante» de Iglesias, como hicieron con el de Felipe González y el de Zapatero, considerándolo una nueva forma de hacer política, la verdadera alternativa al bipartidismo infame que, siempre según estos comunicadores de masas, habría corrompido el régimen constitucional de 1978 y, debido a la corrupción imperante, necesitaría de una renovación inmediata. Tal fue el influyente dictamen de los periodistas, tan importantes a la hora de conformar la intención de voto, si consideramos que el grueso de la población tiene unas preocupaciones que le impiden formarse una idea clara de lo que defienden los partidos políticos, que al igual que el consumidor que se debate entre qué marca de café o detergente escoger a toda prisa en el supermercado tras haber dejado atrás su tediosa jornada laboral, ha de elegir periódicamente depositando su voto en las urnas democráticas.

Pocas fueron las voces que denunciaron el peligro que suponía el surgimiento de Podemos para el sostenimiento de la Nación Española. Muchos alertaban de sus relaciones con la Venezuela bolivariana y su Socialismo del Siglo XXI, con el ya fenecido comunismo, con Irán o con Corea del Norte (o con la demonizada Syriza que gobierna en Grecia). Pese a que los miembros de Podemos han sido traidores a nuestra Nación, cómplices y responsables de los ataques realizados contra España en diversos países hispanoamericanos, aconsejando como asesores bien remunerados de esos gobiernos el expolio de empresas españolas y reforzando la ideología negrolegendaria que considera a España una suerte de hez de la humanidad, las anteriores afirmaciones se convierten en demagógicas al dejar entre paréntesis el verdadero peligro que supone la existencia de dicho partido político, cuya ideología presenta unos rasgos humanistas que disuelven la Nación Española y aplauden los movimientos secesionistas existentes en su seno.

Pocos han advertido que Pablo Iglesias no ha tenido empacho alguno en dejarse grabar «dialogando» con el entorno de ETA en lugares tan lúgubres como las famosas «herriko tabernas» desde las que se financia la organización y se prepara la lucha callejera de los cachorros etarras. El motivo: que la ETA y los suyos «van contra el sistema». Todo producto de una presunta defensa genérica del ser humano, dotado de unos presuntos derechos «naturales» por el hecho de existir: buen trato a los presos de la banda terrorista ETA, para quienes se reivindica el fin de su dispersión, más allá del peligro que supone reunificar a la banda, renta básica de más de 600 euros para todo residente en España, dación en pago como fórmula para evitar los desahucios, pues todo ser humano tiene derecho a una vivienda digna, etc.

Sin embargo, el núcleo de este discurso indefinido lo encontramos en la definición que Íñigo Errejón, profesor formado como alumno en el Campus de Somosaguas, realizó en su día de la Nación Española: un «país de países», cercana a la expresión «nación de naciones» que acuñó décadas atrás el socialista Anselmo Carretero para defender la existencia de una «España plural» que conduciría a la fórmula del «federalismo asimétrico» defendida por Pascual Maragall y tan encarecida por el actual líder socialista Pedro Sánchez, auténtica antesala de la disolución de la Nación Española, unitaria e indisoluble como bien señala la Constitución de 1978.

De hecho, en el otoño de 2014, cuando Podemos se constituyó como partido político formalmente, dejando atrás el pluralismo de los círculos que ponía en riesgo su continuidad (y refrendado en su reciente proceso de primarias), Pablo Iglesias, erigido como líder más caracterizado del partido y contemplando con gozo que su formación era la primera en intención de voto directo, según afirmaban los sondeos demoscópicos, preparó como compendio de aquel intenso fin de semana un documento de ponencia política en el que aparecía la citada expresión «país de países» (junto a otros pseudoconceptos como el «derecho a decidir» de unos inexistentes pueblos vasco o catalán) para referirse a la Nación Española y su presunta «plurinacionalidad» (prefiriéndose hablar de «Estado Español»), incidiendo en el caso de Cataluña, tan vigente entonces a propósito del inminente seudorreferendum del 9 N. Todo un síntoma de lo que puede ofrecer Podemos en un hipotético y hoy no demasiado probable (las encuestas les sitúan como tercera fuerza política en liza, con tendencia a la baja) acceso de Pablo Iglesias y los suyos al Gobierno de España; eso si contamos con una mayoría absoluta, puesto que los pactos postelectorales que Iglesias y los suyos han protagonizado a nivel local y autonómico auguran algo similar de cara al final de año para «tocar poder».

Desde la Fundación Denaes alertamos, al tiempo que nos desmarcamos de la demagogia utilizada para estos casos, de la peligrosa deriva que supone para la Nación Española la presencia de Podemos no sólo en municipios y autonomías, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones, sino como fuerza política destacada a nivel nacional. Más allá de las demagógicas e impropias comparaciones entre la miseria de la Venezuela chavista y la Nación Española situada entre las naciones más desarrolladas del planeta pese a la crisis económica, Podemos y su ideología corrupta, producto de los tópicos más peligrosos asentados entre los partidos del régimen constitucional de 1978, con sus presuntas soluciones lo único que hará es ahondar precisamente dentro de la trayectoria nefasta que hemos padecido desde la Transición democrática, reforzando las amenazas que sufre la Nación Española en su unidad y su identidad, al apoyar abiertamente la acción de las sectas separatistas.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.