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Hoy, 23 de abril, dicen que el libro está de gala. Que es su día. Las librerías salen a la calle buscando compradores atraídos por ese 10% de aliviador descuento, poca cosa para un producto que ya se ha convertido en artículo de lujo teniendo en cuenta la disparidad entre su precio y el salario del español tipo, muy por debajo de la media europea. Eso por no hablar de una crisis editorial global en la que tiene mucho que ver la sustitución del libro impreso, quizá definitiva a medio plazo, por nuevos formatos digitales.

Pero, más que la desaparición física del libro, lo verdaderamente inquietante es su desaparición social y -digamos- política en España, difuminado en algo llamado “Cultura” que se ha banalizado hasta el extremo y convertido en los últimos tiempos en auténtico cajón de sastre donde todo cabe mientras lleve, eso sí, el sello de la modernidad al uso: desde una payasada irreverente de Leo Bassi a un huevo de codorniz caramelizado por el Bulli. Dentro de este pandemonio cultural, el libro ha pasado a ser objeto incómodo para algunos e inaccesible para la mayoría; no sólo por su elevado precio, sino también a causa de un desinterés general por el mismo fomentado desde hace décadas en colegios y universidades.

Todo es Cultura, pues, y en ese mar de banalidad y relativismo el libro ha perdido casi toda su capacidad de atracción y su moral enjundia. Incluso nuestros grandes clásicos como Quevedo y Bécquer son editados ya en papel higiénico por una joven empresa cuya boutade, reconocen, no incluye hacer lo mismo con el Corán. Se ve que no hay arrestos. Y no digamos nada de nuestro libro entre los libros, el Quijote, objeto a partir de hoy de una lectura continuada en el madrileño Círculo de Bellas Artes. Un relumbrón de figurones de la política y el espectáculo nacional pasará frente al atril en tan solemne acto pronunciando, sí, las palabras geniales de Cervantes; pero ni siquiera rozarán, a buen seguro, su profundo amor a la Patria y su devoción a “esa noble locura de la voluntad” que Unamuno admiró en el ingenioso hidalgo, locura “que quiere el mundo como debe ser y no como es, y guiará a España hacia el único triunfo verdadero e íntimo”.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA