El pasado sábado 6 de julio se celebró en Madrid, de Atocha a Colón, la manifestación del Orgullo gay o, como lo llaman ahora «Orgullo LGTBI». Evento que también se celebró en otros puntos de la piel del toro y que cada año cobra más protagonismo mediático. Y no ya sólo en España sino en todo el mundo. No se crean ustedes que más allá de nuestras fronteras están mucho mejor.  

    En esta ocasión la manifestación ha estado cargada de polémica por los insultos a los militantes del partido Ciudadanos que, por ingenuidad o por complejos para no parecer unos carcas (actitud propia del centrito cobarde), han acudido a la ceremonia sin ni siquiera ser invitados por los maestros de la misma: los Sumos Sacerdotes de la Santísima Progresía.

    En las puertas del Congreso, donde fue trasladada después de ser evacuada junto a sus compañeros, la portavoz de la formación, Inés Arrimadas, dejaría dicho: «Es un día de vergüenza y de infamia. Hago una apelación directa al PSOE y a Podemos por haber alimentado este odio contra los votantes de Ciudadanos».  

    ¿Cuál fue el casus belli de la agresión y los insultos a los miembros de C´s? Pues algo que, desde luego, no tiene perdón de Dios: haber negociado y pactado con Vox, que es como haber hecho un pacto con el diablo; o, más bien, como pactar con el diablo pero sin el «como», es decir, pactar directamente con el mismísimo diablo en persona: pactar con el Mal Absoluto. Los miembros de C´s fueron acusados de acudir al Orgullo «para limpiar su imagen» después de haber llevado a cabo el acto impuro e impúdico, sucio y repugnante, de pactar con el Mal Absoluto. Y no se puede pactar con el diablo y estar repicando. No se puede estar en la misa LGTBI y pactar con el diablo. No se puede estar facheando y lgtbizando.

    Los de C´s no son LGTBI puros, y están manchados por el pecado de pactar con Vox. Y ríanse ustedes del Pecado Original de los primeros padres en el Edén, que eso es pecata minuta comparado con pactar con Vox. Porque -como sentenció el ministro Marlaska– esto es «pactar de forma obscena». Y, claro, «eso debe tener alguna consecuencia, en un sentido o en otro». Porque pactar con el diablo obviamente es un acto que «trata de limitar los derechos humanos». Porque es una indecencia -añadía Turrión- pactar con la «extrema derecha homófoba». Sin embargo, no es nada obsceno ni indecente, y tampoco acarrea consecuencias, pactar con Bildu; porque la formación proetarra respeta perfectamente los sacrosantos derechos humanos, y no digamos los derechos LGTBI. Porque la ETA, señoras y señores, se ha lgtbizado; y su lgtbiísmo es sincero y no impostado, como el de Ciudadanos.

    Al día siguiente del Orgullo, Arrimadas apeló al gobierno sanchista, «porque su ministro del interior, que se supone que tiene que garantizar la seguridad de todos los españoles, salió ayer a decir que el apoyo de Ciudadanos a no sé quién [no menciona al demonio por su nombre] tiene que tener consecuencias». Y pidió la dimisión de Marlaska por irresponsable. 

    El pacto con el diablo que la progresía condena, pero que los de Ciudadanos no se atreven si quiera a mencionar, es el pacto llevado a cabo en el ayuntamiento de Madrid. Un pacto que ha hecho posible la salida de la excelentísima Manuela Carmena del Excelentísimo Ayuntamiento de la villa de Madrid. Un ayuntamiento que ya no es excelentísimo al estar regido por los que han pactado con el diablísimo: la Santísima Trinidad ha sido sustituida por el Corrupto Trifachito. Con Doña Manuela el ayuntamiento no sólo era excelentísimo, sino lgtbicísimo. En otros ayuntamientos, y sobre todo en algunas comunidades autónomas, los dirigentes de C´s le han dejado muy claro a los de Vox: «Vade retro, Satanás». Y han dicho «haz que pase de mi este cáliz», y han comulgado con el sanchismo.

    A la manifestación, al parecer, asistieron casi medio millón de personas con el lema: «Mayores Sin Armarios: ¡Historia, Lucha y Memoria! Por una ley estatal». Un lema que conmemora  los 50 años de los disturbios de Stonewall, en EEUU, que originaron la reivindicación del colectivo LGTBI. Pero si en realidad, como sospechamos, no se trata del Orgullo gay sino del Orgullo progre, el lema más bien sería el siguiente: «¡Mayores Sin Vox: ¡Memoria Histórica, Lucha Contra La Extrema Derecha! Por una ley estatal (que no nacional, sino plurinacional)».

    Otro de los lemas de la movilización era «Ni un paso atrás», no vaya a ser que venga el lobo feroz de la «extrema extrema derecha» y se pierdan los derechos adquiridos, y por ello los homosexuales tengan que guardar su orgullo en el armario. Y por supuesto no pudo faltar el clásico y guerracivilista «No pasarán». Lema que no ha mostrado mucha eficacia, y es más bien gafe; pues siempre que se dice «No pasarán» resulta que pasan. «¡Ya hemos pasao!», concluía la famosa canción de Celia Gámez.

    Como decimos, ni C´s ni PP fueron invitados a la manifestación al no firmar el decálogo de protesta. Entre los puntos del decálogo había uno que ordenaba a los partidos firmantes: «No valerse de los votos de los partidos que defienden una ideología de extrema derecha para gobernar». Ni Moisés en su decálogo llegó a tal punto de pureza.

    Éste podría ser perfectamente el decálogo del progre lgtbizado puritano:

1) Amarás a la izquierda sobre todas las cosas, y odiarás a la derecha y aún más a la extrema derecha sobre todas las cosas: con todo tu corazón, toda tu alma y toda tu mente.

2) No pronunciarás el nombre de la izquierda en vano.

3) Santificarás las fiestas LGTBI.

4) Honrarás a tu Progenitor A y tu Progenitor B.

5) No matarás (y menos aún a los animales, aunque pueden exceptuarse animales políticos de extrema derecha).

6) No cometerás actos impuros como votar a la derecha o a la extrema derecha.

7) No robarás (ja, ja, ja).

8) No pronunciarás falso testimonio ni mentiras (ja, ja, ja).

9) No consentirás pensamientos ni deseos impuros de votar, negociar o pactar con la derecha y todavía menos con la extrema derecha.

10) No codiciarás los bienes de tu prójimo (ja, ja, ja).

 

    Nada más comenzar la marcha lgtbiísta de Atocha a Colón el personal de C´s fue increpado por una voz aislada que decía: «¡Hipócritas!». Como si dijese: «¡Ay de vosotros, peperos y naranjitos, hipócritas!». «¡Hipócritas! ¡Raza de víboras! ¿Cómo evitaréis la condenación al infierno?». Y continuaron con gritos de «¡fuera, fuera!», «Ciudavox», «traidores», «vergüenza» o «ya se ven, aquí están, los amigos de Abascal». Como si dijesen: «Ya se ven, aquí están, los amigos de Satanás». Una cosa es vender a nuestro Señor Jesucristo por treinta monedas, y otra, mucho más grave, es pactar con el diablo. Al menos la traición de Judas hizo posible la salvación de la humanidad tras el  sacrificio vicario del Nazareno en la cruz.

    A su vez, los militante de la formación naranja contraatacaron con lemas como «¡libertad, libertad!». Pero libertad para qué, ¿para lgbtizar? Y también: «El Orgullo es de todos». Lema que podría molestar a la clericalla progresista; porque, en todo caso, el orgullo es de todos «y de todas». Porque ahora resulta que «todos» no son la totalidad porque faltan todas. Si decimos «todos», al parecer, se ningunea a todas las mujeres.

    Al parecer los miembros de Ciudadanos fueron agredidos con lanzamientos de hielo y botellas, y también con pistolas de agua. Como si Arrimadas fuese la mujer adúltera y las masas lgtbizadas los cátaros que tiran la primera piedra porque están libres de pecado. Y no pudo faltar el adjetivo «fascista», porque «con Vox no se pacta». También exclamaban que «el Orgullo no se vende, el Orgullo se defiende».

    Pero este «Orgullo» es el orgullo de ser progre, y que se vea bien claro y sirva como lema: «Somos la izquierda». Seguid el camino de la izquierda y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura. Pero, ¡ay de aquél que pacte con la extrema derecha! Más vale que lo colgasen de la piedra de un molino y arrojasen el cadáver al fondo del mar. Y después, en el día del Juicio Final, será arrojado al fuego de la Gehenna. Entonces se prenderá la mecha de la hoguera infernal donde «arderéis como en el treintaiséis» tanto los extremistas derechistas como los de la derechita y el centrito cobarde. «Entonces será el llorar y el crujir de dientes».

    Daniel López. Doctor en Filosofía.