Se viene publicando por la prensa española un hecho que, por desgracia no sorprende a nadie en este país de tradición nepotista, que es que la esposa del Presidente del Gobierno ha sido contratado por una prestigiosa empresa de formación para impartir estudios de un supuesto master, cuando carece de titulación alguna ni tan siquiera para asistir de alumna. Además, como si no quiere la cosa, también se pone de manifiesto como la Institución educativa contratante de la Presidenta consorte recibe mucho millones de fondos públicos para proyectos varios, que curiosamente va a coordinar su nueva empleada. A partir de aquí con su permiso, paso a opinar.

Antes de que el PSOE llegara al poder de aquella manera, insistía mucho en poner coto a aquella corruptela de las puertas giratorias muy típica del PP (también del PSOE) que consistía en: desde un cargo público beneficiar a un determinado sector empresarial para de cara a un futuro, una vez expirada la etapa de sufrido y mal pagado servidor público, recolocarse en la propia empresa privada, y recibir los frutos a título personal de la precedente etapa.

Bueno, pues el PSOE para evitar las puertas giratorias, directamente se ha adelantado y de qué manera; con una política digamos “de puertas abiertas”. Así, no hay que esperar a ser cesado, sino que desde el primer momento ya se accede al puesto soñado, si bien, por lo que parece, entiendo que para disimular, no se contrata al Presidente, sino a su Señora Esposa (las hijas son todavía muy jóvenes), con residencia en el mismísimo Palacio de la Moncloa. Insuperable hasta para Groucho Marx.

Todas estas prácticas se basan en una Administración Pública servil y putrefacta, que al margen de cualquier legalidad, adjudique contratos no al mejor postor, sino a quien mande el responsable público y por precios inflados, obvie determinadas inspecciones que resultaría engorrosas al dictado del Director General de turno, conceda licencias en función de quien la solicite porque así se ordena a quien tiene que firmar las mismas por el partido político que a su vez le ha colocado; y demás trapacerías varias. Tal como afirmaba Don Antonio Muñoz Molina, “El descrédito y el deterioro de la función pública favorecen el ejercicio de la arbitrariedad política y las decisiones corruptas”.

El día que la Administración funcione tal como reza la Constitución, y se contrate al licitador que presente la mejor oferta, las inspecciones se produzcan regularmente con el resultado que proceda, se conceda licencias a quien por derecho corresponda con sujeción a la normativa, y en definitiva se respete el orden legal, se acabarán puertas giratorias y los servicios a domicilio a buen seguro.

Alberto Serrano