Jamás solucionaremos el principal problema de la nación si hemos de someternos a las condiciones de los enemigos de la nación.


Desde todas partes se reclama el consenso para acabar con el terrorismo. Pero pocos están haciendo las preguntas fundamentales: ¿Qué es lo que hay que consensuar? ¿Y con quién? Desde el poder se está lanzando la idea de un nuevo pacto antiterrorista que incluya al PNV y a Esquerra Republicana. Pero eso implicaría marginar al PP. El PP quiere la derrota policial y política del terrorismo y de quienes lo apoyan. Al contrario, los nacionalistas vascos y catalanes no estarían de acuerdo en un pacto cuyo resultado fuera la derrota política del independentismo vasco. Y sin embargo, toda derrota real de ETA pasa necesariamente por ahí.

Es hora de plantear claramente el fondo del asunto: jamás solucionaremos el principal problema de la nación si hemos de someternos a las condiciones de los enemigos de la nación. El Partido Nacionalista Vasco o Convergencia pueden ser sinceros cuando condenan la violencia, pero su objetivo político final es romper la unidad de la nación española. No hablemos ya de formaciones más radicales como Esquerra o el BNG. En ese paisaje, ¿qué sentido tiene buscar el “consenso” con esos partidos y, sobre todo, marginar a la otra gran formación política española, con diez millones de votos detrás? Es absurdo plantear un consenso antiterrorista con las pequeñas formaciones separatistas y contra media España. Ese “consenso” no uniría nada, sino que dividiría aún más al país.

¿Qué es lo que el Gobierno tiene que consensuar? Una política decidida de persecución, aislamiento y destrucción del terrorismo de ETA. ¿Con quién? Con el PP. Cualquier otra cosa quizá pueda paliar el problema de la violencia, pero multiplicará el problema de la nación.