Sirva nuestro editorial de hoy para sumarnos con Israel a la celebración del día Mundial del Holocausto, y rendir un homenaje a los españoles cuya misión en el extranjero fue tan verdadera representante de España, la Nación que les nombró.
Esta fue la frase con la que muchos judíos de origen español pudieron salvar su vida durante la Segunda Guerra Mundial. Bastó colgar sobre las fachadas de las viviendas de la comunidad sefardita los carteles que la contenían, para que las autoridades pronazis de Rumanía detuvieran sus pasos. Y ello gracias al embajador español José de Rojas y Moreno, que a su llegada a Bucarest, no dudó en boicotear la política racista que se estaba perpetrando bajo el poder alemán. Así lo cuenta la revista de este mes Historia de Iberia vieja en su excelente reportaje central, siguiendo la labor histórica y periodística de libros ya clásicos de, entre otros, Diego Carcedo y Federico Ysart.
Él fue uno de tantos españoles a los que tocó enfrentarse al episodio histórico que ayer se conmemoró desde Israel para todo el mundo, el Día del Holocausto.
Y como en muchas ocasiones hemos dicho desde la Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española, los españoles sabremos mejor qué significa nuestra patria mirando hacia el exterior de nuestras fronteras. Muy pocos sabrán que desde el Museo Yad Vashem de Israel, creado en memoria de las víctimas del Holocausto, estos españoles son recordados con uno de los títulos que mejor caracteriza su labor en aquellos terribles días: «Justos entre las Naciones».
Eduardo Propper de Callejón, nombrado en 1939 primer secretario de la Embajada de España en París que, a espaldas del gobierno franquista, expidió miles de «visados especiales» para los miles de refugiados que se agolpaban a las puertas del consulado español.
Ángel Sanz Briz, miembro de la legación española de Budapest desde 1943, que continuando la misión de su antecesor en el cargo, Miguel Ángel de Muguiro, precisamente destituido por su ayuda a los judíos, consiguió alojar en la embajada española, ampliada sucesivamente alquilando edificios enteros, cientos de judíos.
Julio Palencia, en Sofía desde 1940, cuyas maniobras evitaron la deportación a los campos de exterminio de 600 judíos. Y seguramente tantos otros de cuyo conocimiento tendremos noticia a medida que la investigación los vaya descubriendo.
Sirva nuestro editorial de hoy para sumarnos con Israel a la celebración del día Mundial del Holocausto, y rendir un homenaje a los españoles cuya misión en el extranjero fue tan verdadera representante de España, la Nación que les nombró.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA