Ajram se fotografió hace unos días con la bandera española que ondea en la Plaza de Colón de Madrid como fondo, imagen que hizo acompañar de la exclamación «¡Viva España!»
Conscientes de la enorme repercusión que el deporte tiene en las actuales sociedad democráticas de mercado pletórico, no hay celebración deportiva celebrada allá donde ha prendido la corrupta ideología secesionista en la que no se escenifiquen todo tipo de insultos e injurias a los símbolos nacionales. Recuerde el lector la final del Campeonato de España, de la cual aún no se ha derivado sanción alguna.
Sabido es que algunos clubes deportivos son verdaderas cajas de resonancia del ruido separatista, tal y como pudo comprobarse el pasado fin de semana en las gradas del equipo de fútbol titular de Gerona, en las cuales pudo leerse una pancarta de considerables dimensiones que rezaba así: «perros españoles». Tal manifestación de odio no es un caso puntual, pues todos los fines de semana, a la ausencia de la bandera española en muchos estadios, hemos de añadir la gran abundancia de símbolos secesionistas de todo tipo.
Pese a estas toleradas circunstancias, existen deportistas que no se pliegan a los dictados hispanófobos. Tal es el caso del español Josef Ajram, brillante hombre de negocios que compatibiliza su trabajo con una brillante carrera como triatleta que es atendida por un buen número de aficionados a tan dura disciplina.
Hombre mediático, Ajram, a quien siguen en la red twitter casi doscientas mil personas, se fotografió hace unos días con la bandera española que ondea en la Plaza de Colón de Madrid como fondo, imagen que hizo acompañar de la exclamación «¡Viva España!».
Las reacciones no se hicieron esperar del lado de las sectas hispanófobas, que salieron en tromba, con su habitual violencia, contra el atleta barcelonés. Hombre curtido, Ajram no se arrugó, como han hecho muchos otros deportistas presos de sus complejos o preocupados únicamente por sus bolsillos. Así pues, el catalán respondió a la jauría sediciosa en los siguientes términos:
«¿En qué mierda de país vivimos que pones una bandera de tu país y te insultan? Así NO», frase que hizo acompañar del hashtag #CatalánYEspañol.
El episodio descrito no es, desgraciadamente, nuevo ni puntual. Muy al contrario, supone una nueva muestra de hasta qué punto la vida española está envuelta en una atmósfera de odio y autodesprecio, pues quienes de un modo tan feroz han arremetido contra el atleta catalán son, puedan soportarlo o no, tan españoles como él. Españoles que, no obstante, trabajan activamente para socavar los cimientos de una nación cuya fragmentación en nacioncitas haría las delicias de terceras potencias que podrían depredar esos hispanos despojos con facilidad y provecho a cambio, probablemente, de mantener contentas a determinados colectivos secularmente favorecidos por las posibilidades que les ha ofrecido esa misma España a la que odian de manera tan visceral.
Pese a todo, desde la Fundación DENAES no podemos sino apoyar la actitud de Ajram. En primer lugar porque entendemos que nada hay de extraño en el hecho, cotidiano en cualquier nación política, de que un ciudadano se fotografíe con la bandera que objetivamente le representa, en este caso España; pero también porque es obligado situarse, en el contexto de tan estúpida controversia, del lado de este español cuya fortaleza le impide vivir dentro de los estrechos márgenes de los corsés separatistas.
Finalizamos este editorial felicitando de nuevo a Arjam por su patriótico ejemplo, con la esperanza de que este cunda y sea imitado por otros personajes públicos en las dos direcciones indicadas.
Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española