Desde DENAES damos por evidente que tales anomalías autonómicas resultan difícilmente sostenibles si es que la Nación española ha de mantenerse en el ser y en consecuencia, consideramos absolutamente necesario que los poderes públicos adopten medidas eficaces para su rectificación. Y ello aunque esta rectificación presuponga la rectificación parcial o la cancelación total del «Estado de las autonomías» tal como lo conocemos.


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Tal y como ya hemos tenido ocasión de denunciar desde la Fundación DENAES en repetidas ocasiones, la celebración anual de «la diada» por parte de la práctica totalidad de los partidos políticos catalanes (incluído, dicho sea de paso, el Partido Popular), representa una vergonzosa manipulación de los acontecimientos que tuvieron lugar el 11 de septiembre de 1714 en el contexto de la caída de Barcelona al final de la guerra de sucesión. Una manipulación de la historia puesta, como suele suceder en tantas ocasiones, al servicio de los fines secesionistas que tales fuerzas políticas «oficiantes» tratarían denodadamente de impulsar contra España. Y de ahí precisamente, insistimos, que no se entienda demasiado bien la participación continuada del PP en la ofrenda floral a Rafael Casanova y José Moragues, pero también en el cántico de Els Segadors y en otras actividades parecidas si no fuese por la voluntad de los líderes populares de hacerse perdonar la vida.

Ahora bien, además de esta falsificación interesada de la historia de España (en cuanto incluye desde luego, la historia de Cataluña), y de los desórdenes públicos de primera magnitud que tal «festividad» suele llevar aparejada (recuérdese sin ir más lejos la quema de banderas españolas que tenía lugar este año en una manifestación encabezada por sujetos tan miserables como Laporta, etc), el 11 de septiembre del presente año asistíamos a una sorprendente concatenación de llamamientos al desacato frente a la inminente sentencia del Tribunal Constitucional sobre el llamado nuevo estatuto de autonomía de Cataluña en el caso de que dicha sentencia resultase, en efecto, desfavorable al texto estatutario.

Y no se trata sólo de que tales llamamientos puedan ser considerados como muestras tan evidentes como repugnantes de la intolerable deslealtad hacia la nación de tantos políticos catalanes, sino de que que declaraciones como las efectuadas por los Señores Saura, Pérez Carod, Montilla, etc, por no hablar de Pascual Maragall o de Jorge Pujol, resultarían, a nuestro juicio, suficientemente ilustrativas acerca de la paradójica situación en la que habría terminado por desembocar el modelo autonómico implícito en la propia Constitución de 1978: una situación en la que resulta posible que desde la representación ordinaria del Estado en Cataluña se amenace formal y públicamente con la desobediencia respecto de las sentencias emitidas por otros poderes del Estado y ello, por lo demás, en el nombre de la soberanía nacional del pueblo catalán.

Desde DENAES damos por evidente que tales anomalías autonómicas resultan difícilmente sostenibles si es que la Nación española ha de mantenerse en el ser y en consecuencia, consideramos absolutamente necesario que los poderes públicos adopten medidas eficaces para su rectificación. Y ello aunque esta rectificación presuponga la rectificación parcial o la cancelación total del «Estado de las autonomías» tal como lo conocemos.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA