¿Qué es pues lo que tiene en la cabeza Zapatero un festivo como ayer?
Pues lo siguiente: ayer se celebró el día en que una discutible Nación dio un salto predatorio sobre el océano para recaer sobre los inocentes indios del Nuevo Mundo. La Nación española es ese velo que hay que rasgar para que reaparezca de nuevo, encubierta por la opresión, la humanidad indígena americana.


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La aún vigente ley 18/1987 del 7 de octubre de 1987, firmada por Juan Carlos I y con Felipe González Márquez en el gobierno, estableció el 12 de octubre como fiesta nacional de España. Según la dicha ley la fecha fue elegida por simbolizar una «efeméride histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un periodo de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos. La presente Ley trata de subrayar, a través de la decisión de los legítimos representantes del pueblo español, la especial solemnidad de la fecha».

Un «más allá» que con el lema «plus ultra» también aparece simbolizado en la cinta que envuelve las columnas de Hércules del escudo de España. Es este desbordamiento de los límites peninsulares producido a partir del 12 de octubre de 1492 lo que enlaza a la Nación española con sus hermanas del otro lado del océano, quedando así entretejidas en esa urdimbre que llamamos Hispanidad y que ayer se celebró.

Ahora bien, nos preguntamos desde la Fundación DENAES, cómo interpretará esta fecha y su efeméride el actual Presidente del gobierno, elegido por esa Nación que, sin embargo, él entiende como «discutible y discutida». No estará, seguramente, muy lejos de la idea de un Chavez o un Evo Morales cuando entienden esa acción española en Indias como un acto de depredación genocida, destructora de las culturas indígenas precolombinas (según ambos líderes han manifestado en reiteradas ocasiones). Es más, podemos leer y conocer, en un discurso pronunciado por nuestro prohombre en el 2002 (aún no había sido elegido por esa nación discutible), la interpretación zapateril de la conquista, no habiendo así necesidad de «deducirla» de su afinidad (por aquello de la propiedad transitiva) con sus «amigos» socialista-bolivarianos del otro lado del oceáno.

En aquel discurso, dado el 25 de enero de 2002 en la Universidad de Guadalajara (México), Zapatero recurría a la fórmula del «encubrimiento» (frente al «eurocéntrico» descubrimiento, según matizaba) para entender un proceso que, en la actualidad, tendría que verse compensado con un «des-encubrimiento». La fórmula, de resabio posmoderno, por supuesto no es de Zapatero, sino que la propagó Enrique Dussel, en un célebre título, «1492, el encubrimiento del Otro», cuajado con todos los topicazos negrolegendarios que Zapatero, al recordar la fórmula, sin duda asume. ¿Qué es pues lo que tiene en la cabeza este hombre un festivo como ayer?

Pues lo siguiente: ayer se celebró el día en que una discutible Nación dio un salto predatorio sobre el océano para recaer sobre los inocentes indios del Nuevo Mundo. La Nación española es ese velo que hay que rasgar para que reaparezca de nuevo, encubierta por la opresión, la humanidad indígena americana.

Es Zapatero, un prohombre indiscutible que se alza sobre las ruinas de la Nación discutida. Es Zapatero que se celebra a sí mismo. Que siga la fiesta…. Normal que le piten.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA