El Semanal Digital
«Nunca hay que pagar ningún precio a ningún terrorista, ni por matar ni por dejar de matar (…). No es lo mismo ser víctima que ser asesino. No se pueden tratar las cosas ni por igual ni con equidistancia. Y si se hace, no solamente se comete un verdadero error político sino que, además, constituye un verdadero desastre desde el punto de vista moral». Son palabras pronunciadas por José María Aznar el mismo día en el que en San Sebastián se celebraba la «Conferencia de Paz».
Desde entonces, el ex presidente del Gobierno se ha mantenido en silencio, en contraste con la avalancha de reacciones que se produjeron -y se siguen produciendo- tras el comunicado en el que ETA anunciaba el «cese definitivo» de su «actividad armada». Ha estado de viaje, pero tanto este miércoles como el jueves tiene actos públicos. Los primeros desde el cambio de escenario en el País Vasco.
Hay, pues, expectación en el PP y en los medios de comunicación por lo que pueda decir el presidente de honor del partido, que nunca se ha andado con medias tintas en cuanto a la banda terrorista se refiere. Y, sobre todo, por saber si su opinión está en consonancia con la de Mariano Rajoy, que la misma tarde en la que ETA hizo público su comunicado compareció en Génova 13 para acoger «con satisfacción» la que calificó como «una gran noticia».
Ya entonces aseguró que el paso dado por los terroristas se había producido «sin ningún tipo de concesión política» a cambio, una tesis que ha venido manteniendo en diversas entrevistas -como también su núcleo duro- y que contrasta con las serias dudas de, entre otros, Jaime Mayor Oreja, miembro de la Dirección nacional como portavoz del PP en el Parlamento Europeo que es.
Aznar siempre le dedica un hueco en sus intervenciones al terrorismo y a las víctimas. Lo hizo incluso durante la apertura de la Convención nacional que los populares celebraron a principios de octubre en Málaga, donde advirtió de que el perdón es un derecho que sólo corresponde a las víctimas» y que no se pude ofrecer nunca «como moneda de cambio». Se esperaba que también lo hiciera este miércoles durante la clausura de un foro organizado por FAES para actualizar su informe estratégico sobre Iberoamérica, pero al final no se metió de lleno en el tema porque, según fuentes populares, consideró que no era el sitio adecuado para hacerlo.
Aunque el plato fuerte será el jueves, aprovechando que presidirá la cena para conmemorar el quinto aniversario de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), donde pronunciará un discurso sobre la situación de España. Es la primera vez que participa en una iniciativa de la entidad que preside Santiago Abascal y su presencia se cerró mucho antes del comunicado de ETA, en septiembre.
Se espera que allí Aznar se explaye ante un público totalmente receptivo. No en vano, DENAES se ha distinguido en estos años por su beligerancia contra ETA: ha secundado muchas manifestaciones de víctimas, erigió en su memoria un monumento en la madrileña plaza de la República Dominicana y estuvo entre los promotores de una querella criminal contra los seis magistrados del Tribunal Constitucional que dieron vía libre a Bildu en las pasadas elecciones municipales y autonómicas.
Precisamente DENAES es una de las organizaciones que se han adherido a la manifestación convocada por Voces contra el Terrorismo -presidida por José Alcaraz- el 29 de octubre en Madrid, bajo el lema Frente a la impunidad, justicia. Los asistentes quieren recordarles a los gobernantes que no valen cesiones. La Dirección nacional del PP estará representada por Mayor Oreja. Preguntada al respecto este martes, Ana Mato recalcó que su partido «siempre, siempre está con las víctimas».
El jueves, entre quienes escucharán a Aznar estarán muchos de los miembros del Patronato de Honor de DENAES, compuesto por los filósofos Gustavo Bueno y Francisco Caja; el historiador Fernando García de Cortázar; el escritor Jon Juaristi; la periodista Cristina López Schlichting; el sacerdote Jaime Larrinaga; el sociólogo Amando de Miguel; y el magistrado Adolfo Prego.