Hace casi dos años, la Fundación DENAES organizó la presentación del libro Cuando Quito fue Españahttps://www.youtube.com/watch?v=jFkPxn42edY

Pasado este tiempo, su autor, Francisco Núñez del Arco ha tenido que abandonar Ecuador. DENAES quiere expresar públicamente su apoyo a don Francisco, a quien ofrecemos nuestra colaboración.

A continuación reproducimos el escrito que nos ha hecho llegar:

En 2013 empezó una persecución oficial en mi contra desde el gobierno ecuatoriano en conjunto con intimidaciones y agresiones de grupos civiles al servicio del gobierno y sus políticas, primero intentando censurar mi trabajo y al no conseguirlo, lograron removerme como socio y de la presidencia del Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica en 2016. En 2017 demandé al Estado ecuatoriano sobre el caso sin éxito, perdiendo la demanda. En el medio fui sufriendo distintos tipos de sabotajes mientras me dedicaba a mis actividades privadas, lo que de a poco fue significando una muerte civil para mí en Ecuador y minando mi moral, incluyendo el intento de inculparme de un robo de patrimonio, intento en el que no tuvieron éxito.

Sufrí algunas agresiones físicas a lo largo de esos años, pero la peor fue en octubre de 2019 por parte de un grupo de antifas que intentó matarme en medio de la rebelión civil y subversiva de octubre de aquel año. Ante la indolencia de las autoridades no hubo mucho que hacer al respecto porque finalmente todos los que participaron en los desmanes de entonces fueron amnistiados por la Asamblea Nacional del Ecuador (el congreso de los diputados). La violencia social y política se ha venido incrementado desde entonces en el país a niveles insólitos y nunca antes vistos, promovida por un narcoestado y una política voraz y completamente depredadora del socialismo del siglo XXI que mira enemigos y amenazas a su poder en todas partes. Utilizando muchas veces a estos grupos marginales y fuera de la ley como los antifas o directamente a bandas criminales para cumplirlas.

En 2019 formamos una agrupación meta política en Ecuador, llamada El Otro Ecuador, con la que nos dedicamos a actividades culturales y de divulgación histórica e defensa de nuestra Hispanidad, hecho que no agradó nada a mis enemigos y desde entonces las amenazas se incrementaron. En diciembre de ese año, como organización defendimos la estatua del fundador de Quito, Sebastián de Benalcázar, de una turba de antifas y extremistas de izquierda de todo tipo que quería tirarla al piso. La policía antimotines intervino en aquella ocasión como barrera entre ellos y nosotros, dispersándolos finalmente.

He recibido amenazas de muerte mediante Internet y por llamadas telefónicas desde el fin de la pandemia, aunque antes también las recibía. No les hice mayor caso, pero dado el ambiente total de violencia del año pasado y del actual en mi país y considerando que desde que me casé este año las amenazas de muerte se han dirigido contra mi esposa y contra mí precipitamos nuestra salida que ya la habíamos decidido a finales del año pasado.

En medio de todas estas situaciones asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio y a varios otros políticos más, como al alcalde de Manta, la cuarta ciudad más grande del Ecuador. Hechos que confirmaron y reafirmaron nuestra decisión de abandonar el país para buscar seguridad, tranquilidad y un lugar donde podamos tener a nuestra familia, puesto que con mi esposa estamos esperando una hija.

La violencia no se detendrá sin importar quien gane las próximas elecciones presidenciales, elecciones que fueron adelantadas para dos años por la grave crisis institucional y de todo topo que vive el Ecuador.

Al momento Ecuador se encuentra entre los 10 países más peligrosos y con más asesinatos por cada 100.0000 habitantes del mundo y acercándose loa 5 primeros puestos de forma acelerada. Considerando que contratar un sicario cuesta desde los 50 dólares, la vida se ha convertido en un verdadero bin en juego. Por cierto que amigos de mi entorno social han sido asesinados, algunos por equivocación al parecer.