Llegó la hora tan temida y sintiéndolo mucho, Sabina, tras algo más de 19 días y 500 noches, y en acto público de apostasía, lo niega todo. La deriva de la izquierda latinoamericana le rompe el corazón, pero sin embargo, ve positiva la victoria electoral de Lula. Le recomendamos un tequila por cada duda. Quizá hayan influido en su tardío viraje las más de cien mentiras que este gobierno nos ha colocado, mentiras de las que no valen la pena, y porque tiene ojos, oídos y cabeza para ver lo que está pasando, ya no puede ser tan de izquierdas. Sánchez miente, nos mintió antes de ser presidente, y no ha dejado de hacerlo después. Empezando por el abrazo que selló el pacto de gobierno, con las promesas electorales de cuerpo presente, a las que dio la extremaunción en ese mismo momento.

Y después de eso, aunque nada debería sorprendernos, es difícil llevar la cuenta de tanta fechoría. El abuso del estado de derecho con los estados de alarma inconstitucionales, el manoseo de la justicia, el asalto a la fiscalía, la entrada frustrada de Pablo Iglesias en el órgano de control del CNI, que también tuvo que tumbar el Constitucional, la degradación de la educación, los pactos de la vergüenza con bildutarras, esas líneas rojas que ya han borrado, y cesiones indignas que pisotean la dignidad de las víctimas, nos hacen preguntarnos de qué sirvieron las vidas de más de 800 víctimas de ETA, entre ellos guardias civiles, si hoy ceden a las exigencias de Otegui.

Se ha puesto en peligro, y en cuestión, la soberanía nacional de una parte del territorio español, han protagonizado episodios grotescos de espionaje vulnerando la seguridad nacional, dando ventaja a potencias extranjeras por motivos que algún día conoceremos, y generando enemistades que pagamos todos en el recibo de la luz. Se está legislando rompiendo la igualdad consagrada en la Constitución, otorgando privilegios a determinados colectivos a los que se instrumentaliza, y demuestran con esas leyes, a los que todavía tuvieran dudas, su vergonzosa ineptitud e irresponsabilidad que tan cara nos sale, con la rebaja de penas y excarcelación de violadores, pederastas y depredadores sexuales. Y en lugar de pensar en el dolor de las víctimas y el horror que estarán reviviendo, se culpa a los jueces y se cierra filas en torno a sus autoras materiales artificialmente victimizadas, porque es así como nos quieren a las mujeres, necesitadas de su tutela.

Es insólito que un gobierno se humille, y humille a toda España, al nivel de legislar al dictado de los intereses de un grupo de delincuentes, tanto como que se permita reescribir la historia a Bildu o se ponga en sus manos la gobernabilidad de nuestra nación. Y mientras se abandona a los catalanes constitucionalistas que se resisten a renunciar a España, Cataluña, sin duda, está hoy mucho mejor que en 2017 para las pretensiones de los independentistas, a las que se ha dado respaldo desde el Gobierno y se ha contribuido a apuntalar, Mesa de dialogo mediante.

Desde ayer cuentan con mayor respaldo legal, tras la carta de impunidad que le otorgó el congreso con 187 votos de complicidad, para perpetrar su objetivo, como es, el robo de una parte del territorio español. Defendieron los indultos a los condenados por el procés invocando la convivencia y la concordia, el mismo argumentario les sirve para justificar la derogación del delito de sedición, un referéndum ilegal o la amnistía de terroristas y secesionistas. Rige el corporativismo propio de la industria política que veremos cuando indulten a Griñán y sólo el cálculo electoral puede estar detrás de algunas tibias declaraciones de los llamados barones. Y a estas alturas no pueden pretender que creamos que hay un PSOE no sanchista, que abomina de estos hechos, el mito del buen PSOE no es más que un mito.

Y mientras el gobierno está ocupado en mantenerse en el poder, los que pagamos la fiesta no llegamos a fin de mes, se nos acusa de derrochar energía, de generar huella de carbono y de no ser buenas feministas. Es la erosión del estado de derecho, del régimen constitucional, de los derechos y libertades lo que está en juego. Tenemos más de cien motivos para salir a la calle, para gritar alto y claro que ya basta. Es muy triste lo que está pasando, tiene razón Sabina, nos sobran los motivos para decir «con Dios» a este Gobierno, nos sobran los motivos para salir a la calle antes de que coloquen en España el cartel de cerrado por derribo.

 

Sara Baigorri