La alta traición es un delito de deslealtad contra la patria. España parece estar en guerra porque Pedro Sánchez, actual presidente en funciones, quiere perpetrar un golpe de Estado a nuestra nación. Y antes de que pueda ejecutar este maquiavélico plan, quiero exponer unas palabras como patriota y por el amor que le tengo a este gran país.

Me dirijo a usted Pedro Sánchez, seguramente en nombre de muchos compatriotas. Usted, español de nacimiento, que debería elogiar su tierra, por su cultura, sus costumbres, su ciudadanía, historia, valores y todos los avances que consiguieron nuestras anteriores generaciones. ¿Cómo puede vendernos a los enemigos por unos míseros votos por el ansia de mantenerse como inquilino en la Moncloa?.

Ha conseguido que nos levantemos con valentía ante tal despropósito de ley, por la cual usted pretende anular la responsabilidad administrativa, contable y penal de todos aquellos que cometieron delitos relacionados con el proceso catalán. Condonando una deuda a Cataluña, cuando la deuda soberana que mantiene el Estado, supera los límites de la razón. Fotografiándose con aquellos que un momento de la historia mancharon sus manos de sangre o fueron acólitos de los mismos.

Jueces, fiscales y otros profesionales de la justicia manifiestan su rechazo ante la amnistía, porque lo primordial es salvaguardar nuestros derechos y libertades al amparo de la Constitución.

Está a tiempo de poner fin a lo que posiblemente ocasione un apocalipsis sin precedentes. No puede imponernos una independencia que ni queremos ni aceptamos, y mucho menos pagar el precio de su necedad, porque quiera situarse en el poder de la mano de los que no aman nuestro país.

No se comporte como un tirano, a pesar de que su traición es imperdonable, la consumación de su propósito nos conducirá a una situación de ostracismo internacional, por lo cual dejaremos de ser un referente en la Comunidad Europea.

La viabilidad de España como país está en sus manos, pero los españoles no nos doblegaremos ante su imposición totalitaria, y nos mantendremos fuertes en esta lucha encarnizada por la unidad y la aplicación del sentido común que tanto nos caracteriza. La vanidad y el egocentrismo no son buenos compañeros de viaje.

Acuérdese de su mayores, ellos construyeron una España que ahora parece inexistente, debido a su pertinaz falta de ética y moral. Le aconsejo que escuche a su pueblo, que le reclama cada día que no cometa esta insensatez.

Pero los malvados son como el mar en tempestad, que no pueden quedarse quietos, y sus aguas arrojan cieno y lodo. Si finalmente decide anteponer sus intereses a los de los propios españoles, Señor Sánchez, no habrá paz para los traidores.

Patricia Rodríguez Corchado