La factura del Estado que le debe a la Comunidad Autónoma de Extremadura es tan atávica como el Estatuto de Autonomía aprobado en el año 1983. En este se plasmaba el compromiso que asumía el estado con los extremeños para compensar la falta de oportunidades y retrasos que experimenta la comunidad autónoma…. Pero ha terminado convirtiéndose en una “deuda histórica” imposible de reparar. Las desigualdades frente al conjunto del estado español quedan patentes, ya que ni tan siquiera tenemos una cifra concreta de tal deuda histórica.

Extremadura parece estar marginada. El déficit en comunicaciones -principalmente ferroviarias- que sufre nuestra región no deja lugar a dudas, ya que son continuas las noticias que aparecen en los medios sobre averías en cada uno de los trenes que deambulan por las estaciones de nuestra comunidad autónoma. Retrasos, incidencias mecánicas, incluso locomotoras, terminan ardiendo. En todos estos años, la indiferencia de las administraciones públicas nos ha convertido en la comunidad más aislada de todo el país.

Ningún partido político, de los que nos ha gobernado, ha conseguido revertir esta situación tan lamentable. Muchas han sido las promesas electorales, pero continuamos sin un tren digno…  mucho menos pensar en la llegada del AVE. Tantos han sido los variopintos contratiempos que hemos sufrido en nuestros ferrocarriles que se pueden contar por centenares. Incluso, la misma RENFE ha tenido que pedir disculpas en reiteradas ocasiones. No son solo los trenes, también las traviesas por las que estos circulan. Podríamos decir que son equiparables a las del Siglo XIX, ya que los convoyes no pueden superar ni tan siquiera los 40 kilómetros hora. Con estas infraestructuras, un viaje de Badajoz a Madrid se convierte en un tedioso viaje de, por lo menos, 5 horas hasta llegar a la capital de España.

Pero a nadie le importa lo que sufrimos los extremeños en nuestras carnes, ni que, prácticamente, estemos incomunicados. Ni el Gobierno de España ni tampoco el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, hacen nada para solventar el problema. Toda su labor se debe a promesas que acaban olvidándose tras las Elecciones Autonómicas o Generales. Un AVE que nunca llega, un supuesto tren rápido llamado Alvia que inauguró su primer viaje el 19 de julio de 2022, el cual ya comenzó con una hora de demora en su llegada a Madrid. ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar los extremeños para frenar estas desigualdades con el resto del país? ¿Qué más tenemos que hacer para reivindicar un tren que nos lleve sin incidencias a nuestro destino?

Patricia Rodríguez Corchado