Los españoles no dejamos de ver como el gobierno no sólo nos maltrata, sino que permite que otros lo hagan y prueba de ello es el “dolce far niente” (filosofía dedicada a no hacer nada) que ha adoptado frente a Marruecos y es que cuatro grandes amenazas se ciernen sobre las plazas españolas en África, frente a ninguna respuesta por parte del ejecutivo español.

La primera y quizás más palpable, es el desequilibrio cultural. La comunidad musulmana tiene un índice de natalidad tremendamente alto frente al resto de comunidades (cristiana, hebrea e hindú). Este hecho, incrementado por la inmigración ilegal variará de manera inevitable el panorama actual a todos los niveles, también en el político, dónde el partido CPM, actualmente segunda fuerza en la ciudad y de claro carácter promusulmán, aumentará significativamente sus resultados en base a una gran masa de voto. La islamización cultural en la plaza de Melilla junto con políticas que lo impulsen aún más es un desafío a la situación actual.

La segunda amenaza es evidente en un breve vistazo a la prensa del último año. Por una parte, Marruecos aumenta el gasto en defensa exponencialmente (helicópteros apaches, tanques americanos ABRAMS…), pero no sólo eso, sino que posee el apoyo americano e israelí de manera constante y de manera internacional (reconocimiento del Sáhara, apoyo a la prospección aguas canarias, ejercicios militares…). La respuesta española ni está ni se le espera, lo que es más, nuestras Fuerzas Armadas cada vez cuentan con material más obsoleto. En concreto Melilla continúa reduciendo tropas y el material presente en la plaza es aún más obsoleto que en la península. El PSOE únicamente usa “el gasto superfluo” de las FAS para que le salven la tostada durante el COVID, pero ni se plantea mejorar el material o las condiciones de sus militares. Por su parte el PP recientemente acusaba a VOX de “apocalíptico” por poner en duda la eficacia de la disuasión frente a Marruecos. Ya sabemos que el PP-PSOE no les preocupa ni Melilla ni los melillenses, aunque sus políticas continuistas nos lleven al desastre.

La tercera amenaza, y que fue puesta en marcha por Marruecos en Ceuta este año, es el uso de la población marroquí. No es algo nuevo, en la Marcha Verde se lanzaron 300.000 personas contra el territorio español en Sáhara. Esta vez en Ceuta han sido más de 10.000. ¿Alguien sabe cuál ha sido la respuesta de España, además de otro cheque más de dinero? ¿Qué va a hacer España la próxima vez que exista un salto de miles de personas, ya sean marroquíes o los habituales subsaharianos? ¿Hay alguien que se haya planteado esto al más alto nivel? Han pasado meses y ni las plantillas de personal ni los medios han cambiado: siguen los mismos policías, guardias Civiles y militares. Hacen falta medios convencionales que disuadan, pero también medios no letales que sean capaces de contener a miles de marroquíes avanzando hacia Ceuta o Melilla. Una vez más PP y PSOE duermen tranquilos o mejor dicho inconscientes.

La cuarta y quizás más desapercibida es la amenaza económica y adhesión marítima y territorial sin escrúpulos que tratan de asfixiar económicamente las plazas de Ceuta y Melilla. La construcción de un megapuerto “Nador West”, la reciente construcción de una explotación piscicultora junto a las Islas Chafarinas, etc son claros ejemplos de la presión económica y de anexión territorial a las que están sometidas las plazas españolas. La respuesta del gobierno español es la “ausencia de respuesta”. La industria pesquera del pasado, totalmente desaparecida, no ha sido relevada por ninguna fuente de ingresos. El pequeño comercio malvive gracias a los miles de funcionarios destinados… y de esto no se puede esperar un futuro brillante. Es necesario planes al más alto nivel que garanticen el porvenir de los melillenses.

Como podemos ver el futuro de Melilla es incierto a medio plazo, mientras Marruecos continúa su avance y el Gobierno de España, con la pasividad del PP, miran hacia otro lado.

 

Juana Díaz de Villegas