El pasado domingo 16 de agosto a las 19:00 horas se reunieron en la Plaza de Colón de la villa de Madrid entre 2.500 y 3.000 personas, según la Delegación del Gobierno, con objeto de querer mostrar su desacuerdo con las medidas tomadas en España a causa de la crisis sanitaria del COVID-19, las cuales son una serie de «sin sentido». Los manifestantes llaman «farsa» a la pandemia, a la que han bautizado como «plandemia».
En una de las pancartas podía leerse: «Libertad. No al confinamiento. No a las mascarillas. No a las vacunas asesinas. No al Nuevo Orden Mundial. España dice basta ya». Otras pancartas afirmaban de manera rotunda: «El sistema controla a través del miedo. La prensa manipula. Despierta», «La mente es como un paracaídas, funciona cuando la abres», «El miedo baja las defensas, tú eliges», «Stop nuevo orden mundial», «Manipulación y sumisión. ¡La consecuencia sin evidencias y sin ciencia!», «Las multinacionales tienen licencia para matar despacio. No a la vacuna obligatoria Covid-19». También había mensajes contra el 5G, que algunos vinculan con el coronavirus.
No obstante, parte de los manifestantes sí llevaban mascarillas (muchos otros no), porque era lo que aconsejaban los organizadores antes del evento, a fin de que no puedan acusarlos de causar rebrotes; pero también las utilizaban como pancartas, en las que podían leerse: «Todo es mentira», «Vil Gates», «Vacunación voluntaria», «Dióxido de cloro» y otros mensajes según el criterio de los manifestantes.
También se gritaron cánticos en los que se pedía «libertad», y se denunciaba «televisión manipulación», «falsos test, fasos positivos», «Bote, bote, bote, aquí no hay rebrotes», «El masón al paredón», «La vacuna de Bill Gates, por el culo os la metéis». Los manifestantes incluso hablan de «derecho a decidir» para vacunarse o no en caso de que haya vacuna contra la enfermedad.
Uno de los que a través de las redes sociales se han atrevido a promover esta manifestación ha sido el cantante y actor Miguel Bosé, el cual se ha mostrado muy beligerante contra la versión oficial que el Gobierno ha ofrecido sobre la pandemia. Sin embargo -como todo el mundo recuerda- a las puertas de la anterior crisis Bosé apoyó a Zapatero junto a otros faranduleros y «titiricejas» partidarios de la viscosa ideología socialdemócrata.
Una tal Carmen Polo, que no tiene nada que ver con la esposa del Generalísimo sino con el colectivo #StopConfinamiento, ha declarado en Europa Press que con la protesta reclaman «derechos humanos y libertades» que les están quitando a la ciudadanía «con la excusa de un supuesto virus que ya no produce fallecidos». Y añadía que el COVID-19 produce menos muertes que la gripe o el cáncer (al menos no ha dicho que el machismo mata más que el coronavirus). En el año 2015 -afirma esta señora- la gripe mató más que el COVID-19 en 2020. Pero, según estadísticas, ese ni mucho menos parece que sea el caso.
Pero el impulsor de la protesta es el valenciano Fernando Vizcaíno, profesor de yoga y fundador del canal de Youtube «Rebelión en la Granja», el cual sostiene que «no existe ningún virus apocalíptico que esté matando a la gente», y que todo es una «farsa» inventada por las élites gobernantes en contubernio con los medios de comunicación «para atemorizar a la ciudadanía, confinarnos y quitarnos nuestros derechos y libertades». Vizcaíno también sostiene que el COVID-19 ha sido inoculado a la población mediante la vacuna de la gripe. «La gente que ha muerto realmente por esta nueva sintomatología, la tormenta de citoquinas, los trombos en los pulmones, lo han hecho por lo que han inyectado con las vacunas de la gripe. Está más que comprobado. Y los que no han muerto directamente por eso, han muerto por ser entubados y ampliar la sintomatología provocada por esta toxina, este veneno que han introducido a través de las agujas en el cuerpo de nuestros ancianos y seguramente de algunos médicos».
Algunos llegan más lejos y afirman directamente que el virus no existe y que es un invento para favorecer los «intereses de las élites» (suponemos que las del Nuevo Orden Mundial), porque tan sólo es «una gripe como la que han existido toda la vida y nunca han quitado derechos y libertades». No existe pero sólo es una gripe. Entonces ¿existe o no?
El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos pidieron a las autoridades antes de la convocatoria que impidiesen esta concentración de partidarios de las «pseudociencias» porque «puede significar un atentando grave contra la salud pública».
Por nuestra parte sólo podemos llevar a cabo una breve reflexión que esperemos que los manifestantes (y también sus detractores) tengan en consideración.
Las tesis sobre el origen y el desarrollo de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 son muy diversas, y cada una suele ir acompañada con su correspondiente ideología; la cual incluso puede coincidir en buena medida, con los matices que se quieran, con la ideología de teorías opuestas o muy diferentes; aunque más a menudo las ideologías de las teorías enfrentadas también son adversas.
Sea como fuere, es tan frecuente como llamativo observar que unas teorías afirman una cosa y otras justo lo contrario. Parece que semejante conglomerado de teorías están constituyendo lo que los antiguos griegos llamaron διαφωνία τῶν δοξῶν (diofanía ton doxon), esto es, una abundantísima disparidad de opiniones en torno a un tema o un suceso. De un mismo asunto se pueden llegar a tener muchas opiniones y en eso esta pandemia se está llevando la palma, y ha hecho que la confusión sea tremenda (y esto añade aún más incertidumbre a lo que está por venir). La cantidad de teorías que hay sobre la pandemia ya es ingente, y no hay manera humana de abordar todo ese inmenso material. La sobreabundancia de teorías está haciendo que la información veraz sobre la cuestión quede enterrada entre millones de toneladas de desinformación.
Y con todo, parece que son muchos los que defienden con vigor la teoría por la que toman partido, e incluso algunos (los más dogmáticos o sectarios) lo hacen sin ni siquiera tener en cuenta las teorías alternativas (que, como anunciamos, no son escasas). Todo el mundo parece estar muy seguro e incluso orgulloso de la teoría que defiende y además lo suelen hacer despreciando las demás posiciones (e incluso insultando a los partidarios de teorías alternativas).
Aunque, bien visto, ¿acaso no es cierto que todo el mundo tiene una teoría, o más bien una opinión, pero nadie sabe la verdad? Y sobre la esencia de la verdad de la pandemia a estas alturas y con la información y la amplísima desinformación que disponemos lo más honesto que puede afirmarse es: ignoramus, ignorabimus?
Daniel López. Doctor en Filosofía.