
Decomiso Droga Sur Peninsular
España vive hoy una situación límite que nadie en el poder quiere admitir: el crimen organizado ha convertido amplias zonas del país —especialmente la costa andaluza— en un escenario que se parece demasiado a una guerra silenciosa. No es una metáfora. Hay armas de guerra, hay territorios controlados, hay muertos. Y lo más grave: un Estado que ha decidido no enfrentarlo con los medios necesarios.
Hace apenas unos meses, agentes de la Policía Nacional se vieron envueltos en dos tiroteos en Isla Mayor y Toledo. En el primero, se emplearon fusiles AK-47; en el segundo, pistolas. El resultado: un delincuente abatido y un policía en estado crítico tras haber sido atravesado su chaleco antibalas por munición de guerra. Esta es la España real: una España que convive con mafias fuertemente armadas mientras las unidades especializadas del Estado desaparecen o languidecen sin recursos.
España: de corredor a productor
La imagen de España como simple puente hacia Europa quedó atrás. Hoy es también zona de producción de drogas gracias a un cóctel explosivo: geografía montañosa, amplias zonas despobladas y bosques difíciles de controlar. El interior peninsular —incluida esa “Laponia española” que se extiende desde Teruel hasta Burgos a lo largo del Sistema Ibérico— se ha convertido en un paraíso para el cultivo masivo de marihuana.
Andalucía: la nueva base europea del crimen organizado
La pregunta evidente es: ¿por qué aquí? La respuesta es inquietante.
Andalucía ofrece todo lo que necesita una organización criminal moderna:
Frontera directa con Marruecos, principal productor mundial de hachís y puerta de entrada de armas procedentes del Sahel.
Infraestructura criminal consolidada, con 120 grupos de más de 60 nacionalidades sólo en la provincia de Málaga.
Baja presión policial especializada, tras la desaparición del OCON-Sur y la insuficiencia crónica de los GRECO.
Territorio ideal para cultivos ilícitos, desde las montañas de Granada hasta los valles interiores.
Un mercado inmobiliario muy rentable para blanquear capitales, especialmente en zonas turísticas.

Narcolancha abandonada por los narcos
A todo ello se suma la presencia de grupos especialmente violentos: sicarios colombianos con experiencia en guerra irregular; comandos albanokosovares formados en tácticas guerrilleras; mafias serbias curtidas en los Balcanes; o la Mocro Mafia, que ya ha puesto contra las cuerdas al propio Estado neerlandés.
Mientras tanto, España parece mirar hacia otro lado.
La demolición del OCON-Sur: una decisión que estamos pagando caro
El desmantelamiento del OCON-Sur —la única unidad capaz, junto a los insuficientes GRECO, de plantar cara directamente a estas mafias— fue un punto de inflexión. El Ministerio del Interior aseguró que sus 150 agentes serían “reubicados” en unidades de Policía Judicial.
Una explicación que, lejos de tranquilizar, revela exactamente lo contrario: un equipo especializado no se sustituye dispersando a sus integrantes en unidades sin los mismos medios, formación ni acceso operativo.

Efectivos OCON-Sur
La diferencia entre una unidad provincial de Policía Judicial y un GRECO u OCON es abismal:
Vigilancias y seguimientos 24/7, con explotación inmediata de la información.
Alta motivación e incentivos, reflejada en la elevada demanda para entrar en estas unidades.
Tecnología avanzada propia: drones, visores nocturnos, balizas… sin depender de unidades centrales.
Fondos reservados para fuentes humanas (HUMINT), pisos franco y vehículos no fichados.
Equipos tácticos empotrados, como GAR o GOES, esenciales para entradas de alto riesgo.
Acceso total a bases policiales y extrapoliciales, comparable al de la Agencia Tributaria.
Sin estas capacidades, la lucha contra organizaciones criminales profesionales —muchas compuestas por exmilitares o especialistas— sencillamente no es posible.
El resultado político de aquella decisión es evidente: las mafias han ganado terreno.

Efectivos GRECO
¿Por qué? Pregunten en Rabat
No se puede comprender la pasividad española sin mirar hacia Marruecos. El Reino alauí controla férreamente el cultivo de hachís en el Rif, una región históricamente inestable y empobrecida. El último estallido social importante, en Alhucemas en 2017, dejó decenas de condenas de entre 10 y 20 años de prisión.
Permitir el tránsito de droga hacia Europa reduce tensiones internas y sostiene una economía sumergida que el Majzén administra con precisión quirúrgica.
La influencia marroquí en la política española no es una teoría conspirativa: es un hecho. Los narcos que mataron a dos guardias civiles en Barbate se refugiaron en Marruecos. No hubo extradición formal ni proceso diplomático. Se entregaron cuando la policía marroquí se lo ordenó. Ese es el nivel de control que ejerce Rabat sobre este negocio.

A.Hammouchi DGS de Marruecos condecorado por Marlaska.
Soluciones hay. Lo que falta es voluntad política
España no está condenada, pero necesita actuar con contundencia:
- Restituir el OCON-Sur y crear unidades similares en el interior peninsular.
- Crear una unidad GRECO por cada provincia costera, coordinadas en macroestructuras con GOES empotrados.
- Integrar de forma directa inteligencia militar y CNI, porque las rutas de droga y armas nacen donde sólo ellos operan.
- Crear una agencia antidroga nacional, equivalente a la DEA estadounidense, con autonomía real y acceso completo a bases de datos.
- Aportar medios, recursos y legislación actualizada, adecuada a la amenaza del siglo XXI.
España no puede seguir en negación
La distancia entre el discurso político y la realidad operativa es insostenible. Un país donde agentes de Policía Judicial necesitan autorización expresa para usar armas largas no está preparado para lo que enfrenta.
La costa andaluza es ya una zona de guerra. No declarada, no reconocida, pero guerra al fin y al cabo. Y mientras el Estado siga retirando recursos, el crimen organizado seguirá avanzando.
La pregunta ya no es si podremos recuperarla, sino cuánto más estamos dispuestos a perder antes de reaccionar.
Iván Racaj Fernández
Analista de Seguridad
