Llevamos mucho tiempo sorprendidos por la capacidad del presidente Sánchez de defender una postura y su contraria. Uno de los exhortos más utilizados y justificados (se supone) por la oposición para reclamar el voto, es la coherencia, la previsibilidad de los planteamientos del partido y su líder. ¿Es esto así?

Pues en materia de imposición lingüística, de persecución del español como lengua común y propia de la gran mayoría, no. En regiones como Galicia, el Partido Popular lleva políticas de postergación, eliminación y destierro del español. El PP aplica programas de intenso aroma nacionalista que pondrían cachondo a Puigdemont. En las tierras gallegas, los populares controlan con eficacia mafiosa una omertá que oculta cualquier noticia referida a sus continuos ataques al español y afianza la idea de “país” como algo ajeno al resto de España.

Si tienes la suerte de vivir en la Comunidad Valenciana ves cómo el gobierno autonómico pacta de manera natural con sus socios y empiezan a cumplir sus compromisos de desmontaje del entramado nacionalista, aunque muy tímidamente todavía, siendo la política lingüística uno de ellos: Acaban de ofrecer por ley la posibilidad, en los territorios de predominio castellanohablante, de revertir la obligación de impartir asignaturas como sociales, filosofía o biología en valenciano, tal y como marcaba la Ley 4/2018 de Plurilingüismo, cuya eliminación debió ser su primer objetivo; una apuesta del anterior gobierno (Botanic) para cambiar la lengua de la mayoría de los valencianos. Pero si vives en la brumosa Galicia de Feijoo, verás que el español está proscrito en la administración educativa, hasta para las comunicaciones internas.AquíTaménSeFala: Nova campaña de dinamización da lingua dende o IES Rafael  Dieste e a Universidade Laboral - Xornal da Coruña - Noticias da Coruña e  área Metropolitana En la Galicia del PP, asistirás a campañas de la Consejería de Educación que animan a los escolares a dejar de hablar español durante 21 días, seguramente como terapia para desintoxicarse de tan funesto vicio. Contemplarás con estupor cómo este año han extendido la actividad a los más pequeños, en una cruzada de corte maoísta que, como en la Revolución Cultural china, pretende desarraigar todos los usos, costumbres y tradiciones en busca del hombre nuevo. Galicia, dijo Feijoo, tiene elementos de nación cultural, el idioma es la piedra angular de esa nación sin estado, por ello es tan importante erradicar la lengua común. Nada diferente, aunque cambien los modos, a lo que pretenden los separatistas catalanes o vascos.

En la Comunidad Valenciana su presidente recorta o elimina subvenciones a entidades pancatalanistas, mientras que en la mágica Galicia, denuncia Hablamos Español, el gobierno hace suyo el proyecto de un centro que conmina a los alumnos a convertirse en chequistas del idioma, señalando los comercios que hablan gallego con imágenes llenas de sonrisas y animando a hacer lo propio a los que todavía se resisten. Algunos dueños de establecimientos reconocen que se hacen la foto porque los críos les dicen que si no consiguen alguna les bajan la nota. El mismo partido que critica en Cataluña las presiones de los separatistas a los hispanohablantes, convierte a los chavales en “técnicos de normalización lingüística”, o sea en comisarios idiomáticos. En Galicia se aplasta al español, en Valencia no se atreven a dejar elegir a los padres. Como los nacionalistas, tienen miedo a la libertad y, me atrevo a decir, unas convicciones poco arraigadas o, peor aún, absolutamente contaminadas de colectivismo.

Miguel Ángel Robles Martínez