Cuando se analiza cómo está organizado el sector empresarial en España, uno se da cuenta de que no sólo esta segmentado por organizaciones sectoriales, también lo está por provinciales y autonómicas. Solo hay que buscar en la página de CEPYME en el apartado “organizaciones”, y seleccionar la pestaña “autonómico”. Lo primero que se muestra es un mapa nacional, con las distintas federaciones y confederaciones que componen CEPYME. Es muy ilustrativo de la España en la que vivimos, por ejemplo, en el mapa no hay referencia de CEPYME en las provincias vascas, ellos tienen la CONFEBASK que como es natural: “representa y defiende los intereses generales y comunes de los empresarios y empresarias vascos” o si clicamos en Cataluña nos aparece “Foment de Treball Nacional”, todo en catalán, por su puesto, pero ¿a qué nación se refiere en su enunciado? Además de logos de la agenda 2030, economía circular, etc.

En Baleares es la CAEB quien ostenta dicha representación, y para ver cómo los gobiernos autonómicos intentan influir en el sector empresarial de su comunidad, tenemos un ejemplo en el BOIB número 29, de 6 de marzo de 2025, en el que se dan ayudas (en este caso 245.000€) para fomentar el uso del catalán en las empresas. Esta ayuda es anual y desconozco el alcance que tienen este tipo de iniciativas, pero cada vez más empresas se sienten atraídas por estos incentivos. Y es que las intenciones, por parte de la administración balear, son claras y públicas: “es imprescindible la implicación del mayor número posible de sectores sociales y el compromiso colectivo de todos los actores en este proceso”. Saben que pasamos una parte de nuestro tiempo trabajando, relacionándonos con empleados, compañeros y clientes. Ejerciendo en muchos casos labores comerciales, publicitando productos o servicios, y ya se empiezan a ver empresas en las que la mayoría de sus publicaciones son en catalán. Aunque lo solicites en español se niegan a dártelo, arguyendo que son empresas privadas, como si el marco legal no fuera con ellos o desarrollaran su actividad en una realidad paralela.

Los empresarios como parte de la sociedad española, también tenemos una responsabilidad para con nuestra nación, no sólo por la actividad que desarrollamos en ella, sino porque podemos contribuir a su unidad a través de la unidad de mercado, no dejándonos influir -aunque sea mediante ayudas gubernamentales en forma de subvenciones-  para consolidar mitos de nuestro presente, como el del bilingüismo o el de la cultura, contribuyendo a la fragmentación del mercado español, generando una guerra de productos o servicios, dependiendo de la región o de la comunidad autonómica de España en que se generen, como enseña de unas nacionalidades inexistentes en sentido político.

Francisco Dalmau