La última obra de Macario Valpuesta, Blas Infante. “Padre de la Patria” e hijo de su tiempo. El triunfo póstumo de un personaje fracasado (2023)[1], Blas Infante, Padre De La Patria E Hijo De Su Tiempo - Macario Valpuesta  Bermúdez -5% en libros | Fnacrompe con una gran pasividad que ha reinado tanto en los gobiernos andaluces como en cada uno de los colegios de esta región de cada final de febrero: contar toda la verdad sobre Blas infante.  En su obra, el prisma de Blas Infante se mueve para mostrar cada una de las aristas (las cuales son muy confusas y contradictorias en ocasiones por el propio personaje). Esto es, Valpuesta no sólo muestra las sombras, sino también sus luces. En definitiva,  –y aunque a muchos les parezca una locura en la actualidad–, se ha dejado en esta ocasión, la historia de esta figura andalucista en manos de un trabajo historiador y no político, tal y como se ha venido haciendo hasta ahora en gran medida.

            Valpuesta subraya y apunta el contexto de Blas Infante: el régimen de la Restauración, el rechazo a la España verdaderamente existente, el crecimiento de la Leyenda Negra, el Regeneracionismo, los nacionalismos periféricos (Prat de la Riba, Sabino Arana, Rodríguez Castelao), las ideologías “emancipadoras”, el Desastre de 1898… Es un contexto de vorágines ideológicas que, de manera indudable, tienen a España como paciente en gran modo. Una España que dio lugar a un Blas Infante con ciertos aspectos positivos (férreo compromiso público, amante de Andalucía, de inmensa curiosidad intelectual) pero también con grandes disparates de igual modo (tuvo un odio a Castilla desde los tartesios, equiparó con la población marroquí e incluso planteó una anexión del Protectorado de Marruecos).  

            Aun con todo, desde el asesinato de Blas Infante, se ha venido llevando a cabo de manera incesante cierto proceso de mitificación alrededor de su figura, de su vida, de su obra y sobre todo, de sus intenciones y aspiraciones. Tal es así que, a raíz del Estatuto de Andalucía, aprobado por el Congreso de los Diputados en sesión plenaria celebrada el día 2 de noviembre de 2006, se reconoció como un “acto de justicia histórica” la decisión que el Parlamento de Andalucía, en abril de 1983, tomó al reconocer a Blas Infante como “Padre de la Patria andaluza”:

En los veinticinco años que median desde que Andalucía comenzó a organizarse como comunidad autónoma hasta el presente, Andalucía ha vivido el proceso de cambio más intenso de nuestra historia, y se ha acercado al ideal de la Andalucía libre y solidaria por la que luchase incansablemente Blas Infante. (Del Preámbulo de Estatuto de 2006.)

       Así, su figura está siendo idealizada de principio a fin año tras año y ahora, con el actual gobierno popular, parece que se ha presentado incluso como uno de los ejes principales del andalucismo, de sus símbolos y de muchas de sus actuaciones propagandísticas e institucionales, pero para ello, evitando (si no ya negando) muchas de las cuestiones y condiciones que rodean a este personaje como lo es, especialmente, sus ideales incompatibles con la constitución española.

       En primer lugar, por su radical posición contraria a la monarquía constitucional y al Estado español. El andalucismo de Blas Infante hundía las raíces en una cultura política y unos espacios de socialización muy concretos con una ideología republicana y de adscripción, ciertamente federal. Para él, la falta de legitimidad del Estado español nacía ya por causas de nuestra monarquía, afirmando así que “la Historia, a pesar del Estado artificioso, ha respondido siempre al hecho natural de esta estructura federalista, destruida formalmente por el interés patrimonial monárquico” (Infante, 1979)[2]. Para Blas Infante, el Estado español fue incluso una “Dictadura-medieval” (Infante, 1984)[3]. Y Europa, otro mal mayor: “Europa fue nuestra conquistadora y Castilla la avanzada de su ejército contra nosotros” (Iniesta, 2007)[4]. Era así, según Valpuesta, un antieuropeo. La figura en cuestión afirmó: “Europa es el individuo para la masa. Andalucía, el individuo para la humanidad. Europa es el feudalismo territorial e industrial. Andalucía el individualismo libertario”.  Así, Blas Infante concibió más bien la llegada de los españoles a Andalucía como la llegada de unos enemigos, negando así, incluso, la etapa de la Reconquista.

       De hecho, Valpuesta subraya que Blas Infante presenta una Historia en “eslalon”. Una presentación que de tal modo otorga un aprecio positivo-bueno a los tartesios, griegos, romanos y a los musulmanes; y un aprecio, por otro lado, negativo-malo a los fenicios, cartagineses, visigodos y a los castellanos. Blas Infante concibe así a Andalucía como la colonizadora del Mediterráneo, niega la invasión musulmana en el 711 y subraya, alimentando cierta Leyenda Negra, que desde 1492 todo es opresión y ruina en nuestra historia.

       Sin embargo, Blas Infante no persiguió la idea de una España rota como tal, sino que abogaba más bien por una España verdiblanca, islámica, una España Al-Ándalus. Es decir, Blas Infante aspiró sobre todo a un proyecto islamista para Andalucía donde esta primaba antes incluso que España. Tal es así que afirmó: “Andalucía no puede ni podrá llegar a ser jamás separatista de España. La razón es obvia, ella es, y será siempre, la esencia de España”. Este, en gran modo, ha sido uno de los grandes problemas e incoherencias de Blas Infante porque, si Andalucía “es la esencia de España”, entonces España no es la esencia de Andalucía.

       No obstante, la gran figura confusa de Blas Infante ha sido objeto de disputa entre su condición de separatista o no. Con ello, Valpuesta subraya su carácter separatista (luego federalista incluso) y señala las palabras de Infante: “Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad; noventa y cinco por ciento de la población de Andalucía: jornaleros, colonos, pequeños terratenientes, artesanos, sufrida clase media. ¿Por qué llamáis patria a esa España? ¿Qué paternales desvelos tenéis a España que agradecer?” (Infante, 1919)[5]. Y es que Infante, siempre con un tono antiespañol, odia a España. Escribía Infante: “Nosotros no tenemos otras denominaciones que las de República Andaluza o Estado Libre de Andalucía para expresar la Andalucía soberana constituida en democracia republicana” (Infante, 1931)[6]. Por otro lado, otros académicos como Gustavo Bueno apoyaron la idea de que Blas Infante no era en cierto modo, un separatista per se –un férreo defensor de una Andalucía independiente y bien limitada geográficamente–, sino un unionista de una España –como su religión–, islamizada. De hecho, esta visión no fue concebida para la adaptación de una nueva nación o una nación más, sino para asumir una expansión. Así lo señaló el filósofo (2007):[7]

La conversión al Islam habría orientado a Blas Infante a redefinir Andalucía más allá de las retículas propias de los derechos constitucionales occidentales vigentes, no ya tanto como una “Nación política más” (dentro del principio de las nacionalidades, principio, según Infante, cristiano occidental, desde Metternich hasta el presidente Wilson) sino como una “Cultura propia” como una plataforma cultural capaz de asumir un destino universal, mucho más amplio del que pueda corresponder a Andalucía en España, o a España en Europa.

       En efecto, Valpuesta también incide en el carácter “neomuladí” de Blas Infante. El andalucista afirmó: “el Profeta de nuestros antepasados, de Al-Ándalus (…) será nuestro Profeta”. Y también: “trabajemos con suma cautela para que Andalucía vuelva a ser inspirada por su propio genio y porque su libro vuelva a ser el Al-Korán”, dejando clara así unos deseos poco –o nada– comunes con respecto donde nació. No obstante, tal y como se ha indicado en más de una ocasión, Andalucía no es la heredera de Al-Ándalus, sino más bien (en caso de que se pudiera asumir tal sucesión), sería Marruecos puesto que el conocimiento más elemental indica que Andalucía, guste o no, es una creación estrictamente española, europea, occidental y cristiana. Es decir, todo lo contrario de Al-Ándalus[8]. De hecho, resulta necesario “tener en cuenta que el Imperio Español empezó a forjarse precisamente desde Andalucía, desde Huelva y Sevilla. Es más, Sevilla era conocida como la capital del Nuevo Mundo. Y fue en las Cortes de Cádiz donde se forjó el Nuevo Régimen, la nación política española “de ambos hemisferios”” (Ídem).

            En definitiva, por esta y muchas otras razones que dejamos en el tintero para futuras ocasiones que desarrollar, se pone de manifiesto que la figura idealizada y mitificada que se ha venido haciendo –y se hace– al hoy denominado “Padre de la Patria Andaluza”, Blas Infante, no respondería hoy en gran modo a los intereses comunes, a los valores y al espíritu de nuestra vigente Constitución española, de Andalucía, o de los andaluces. Antes bien, responde a unos intereses únicamente políticos que sirven como un elemento crucial del relato. Un relato que alimenta la tesis regionalista andaluza que –como la vasca, la gallega o la catalana– ampara la falsa necesidad de la autonomía. Estamos, así pues, ante un “Padre de la Patria” alabado y ensalzado confuso y complejo. Una figura que empleó numerosas máscaras para cumplir un modelo de Andalucía. Una Andalucía que pese a los intentos andalucistas de quienes vienen gobernándola desde el comienzo de las autonomías, sigue desvertebrada y con casi las mismas desigualdades.

[1] Valpuesta, M. (2023). Blas Infante. “Padre de la Patria” e hijo de su tiempo. El triunfo póstumo de un personaje fracasado. Punto Rojo Editorial.

[2] Infante, B. (1979). La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía, Aljibe,    Granada.

[3] Infante, B. (1984). Fundamentos de Andalucía, Fundación Blas Infante, Sevilla.

[4] Iniesta, E. (1989). Los inéditos de Blas Infante, Fundación Blas Infante, Sevilla.

[5] Infante, B. (Febrero de 1919). “La patria españolista”. El regionalista. Centro Andaluz de Sevilla.

[6] Infante, B. (1931). La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía. Publicaciones de la Junta Liberalista de Andalucía.

[7] Bueno, G. (Febrero, 2007). “Un musulmán va a ser reconocido en referéndum como ‘Padre de la Patria andaluza’”. El Catoblepas, 60. Recuperado de: https://www.nodulo.org/ec/2007/n060p02.htm

[8] Fortunata y Jacinta. (Febrero 2021). “Blas Infante y la esencia islámica de Andalucía”. El Catoblepas, 38.02. Recuperado de: https://www.nodulo.org/forja/forja104.htm

Javier Santos Marroquín