Conste que no lo digo yo, es lo que figura en el Presupuesto consolidado de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Un detalle sin importancia que se le olvidó mencionar en su presentación. Por no aburrir a los lectores con una maraña incomprensible de datos lo resumiré escuetamente. Unos ingresos consolidados de 389.927 millones de euros y unos gastos de 583.543 millones de euros. Si hacemos una simple resta, vemos que nos faltan 193.615 millones de euros y así se hace constar en el documento de la serie amarilla de los presupuestos publicados que aquí se recogen literalmente.


Efectivamente el gasto está presupuestado, y los ingresos también, por lo tanto ¿de dónde pretende la Ministra sacar los 193.000 millones que le faltan? De las transferencias del Fondo de Recuperación y Resiliencia se prevé que lleguen unos 25.000 millones en el 2023, en el caso de que Bruselas no cumpla la amenaza de bloquearlos por la falta de ejecución y de demostración de donde han ido a parar los llegados hasta ahora. De hecho, la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), a 31 de agosto del presente, acredita que los pagos realmente realizados provenientes de los fondos de la UE este año, ascienden únicamente a 5.618 millones, de los 43.686 millones que declara haber autorizado el Ministerio de la Sra. Montero y de los 53.000 que ya ha recibido España.
Supongamos por tanto, que además de los 25.000 millones provenientes de la UE en 2023, como no se han ejecutado las partidas de 2022, tenemos otros 47.000 millones. La suma de los fondos EU con que contaría el gobierno, y que no está incluida en los PGE, sería de 72.000 millones. A la Ministra María Jesús Montero le siguen faltando 121.000 millones en los presupuestos. A este aprendiz de contable provinciano solo se le ocurre una fuente de ingresos, Deuda Pública. Incrementar la deuda del Estado una vez más, deuda que recae en cada uno de nosotros, por cierto. Pero esta no es una opción que salga gratis, de hecho, los PGE ya recogen un coste de la deuda en 2023 de 31.329 millones de euros y no se incluye un aumento de deuda de este calado, tan solo el pago de los intereses de la ya existente. Hasta dónde puede llegar a endeudarnos este gobierno es una incógnita. Lo que si tiene respuesta, es que Sánchez no tendrá escrúpulos para que nuestros nietos, o bisnietos, le sigan pagando la deuda pública que nos va a generar la campaña electoral del 2023.
Este olvido tan tonto de la Ministra, quizás se debió a que se dedicó a vendernos que estos PGE “serán los más sociales de la historia”, que “incluirán el mayor gasto social e inversión productiva para hacer de España un país más justo, avanzado y productivo”. Son tan sumamente sociales y justos, que pretenden recaudar un 7,7% más de IRPF que en el 2022. Lo que equivale a sustraer de las nóminas de los españoles casi 19.000 millones más que el presente año en curso. Si esto viniera aparejado de un crecimiento del empleo en una cifra similar tendría sentido, pero me temo que no es el caso. Por lo tanto, solo queda una opción, a la Ministra, subirles a los trabajadores españoles el IRPF casi un 8% de media. Esto es lo más social que se le puede ocurrir.
Lo importante es que estos presupuestos suben los impuestos solo a los ricos. Por eso pretenden recaudar un 5,9% más de IVA, que como todo el mundo sabe, es un impuesto indirecto que graba únicamente a, todos los productos y servicios que se consumen en este país. Algo parecido a lo que ocurre con la inflación, “el impuesto de los pobres”, otra suerte de gravamen transversal que afecta a toda la población y con el que este gobierno se siente muy cómodo, ya que gracias a ella está consiguiendo una recaudación récor. Puede ser que el planteamiento de la Ministra fuera, como únicamente los ricos van a poder seguir comiendo, comprando o pagando la luz, la subida del IVA solo les afectará a ellos.
En efecto y en eso tiene razón la Sra. Montero, subir impuestos es realmente productivo, en este caso no para los ciudadanos, paganinis de sus delirios de gasto, pero si para implementar la agenda progre de su jefe el Sr. Sanchez. Debemos tener en cuenta, que para seguir en la Moncloa tiene que regar los presupuestos, y a los amigos que lo sustentan, no solo de descarados sobornos, si no de gasto puramente ideológico que harán florecer más y más adeptos a la Agenda 2030, a los que mientras les vacían los bolsillos les prometen ridículas pagas con las que alcanzarán la felicidad, al tiempo que el líder busca un hueco entre sus colegas de Bruselas. Ciudadanos pobres pero felices, parece ser el mantra de este gobierno tan alineado con la globalista Agenda 2030.
A las empresas parece que no les vaya a ir mucho mejor, ya que curiosamente también les hará un roto en el impuesto de sociedades del 7,7%. El cual corresponde al incremento de recaudación que espera por este concepto. Como en el caso del IRPF, esto no se deberá a que el ensanchamiento de la economía sufra un alza sin igual. De hecho, el gobierno anuncia un crecimiento del PIB para 2023 del 2,1%, aunque ya le dijo FUNCAS, que no es sospechosa de fascista, que no prevé que este llegue más allá del 0,7%, tan solo un tercio de lo previsto por el gobierno. Mientras, el INE acaba de alertar del estancamiento de nuestra economía, anunciando que el crecimiento del PIB en el tercer trimestre se situará en torno a 0. Lo que no está mal para ser la economía que más crece de Europa según nuestra Ministra. Por lo tanto, y una vez más, este aumento de la recaudación tan solo puede devenir de un poco más de lo mismo, la intensificación de la presión fiscal a las empresas.
Pues con estos mimbres, y un agujero de 193.615 millones de euros en los PGE, afrontamos el debate de aprobación en el Congreso de los nuevos PGE. Curiosamente ERC, PNV y EH Bildu ya han anunciado que no presentarán enmiendas a la totalidad. Aún no se han desvelado los costes económicos del soborno, del resto los vemos a diario en las cárceles vascuences, por ejemplo. Un escenario de inflación disparada, impuestos desbocados, crecimiento negativo del PIB y una ciudadanía esperando la paguita que el Sr. Sanchez les promete, aunque primero tenga que exprimirles la cartera para devolverles un diezmo, es lo que se nos presenta para acabar el año.
En cualquier caso, me consuela pensar que, con la falta de capacidad de este ejecutivo para la gestión de lo público, posiblemente no haga falta endeudarse. Si no ha sido capaz de gastar lo que ha llegado de la EU hasta ahora, dudo mucho que consiga ejecutar los PGE en 2023. Y esperemos que en 2024 ya no tengamos que soportar a este gobierno sumido en el fanatismo, la propaganda, la ilegalidad y la mentira permanente. Aunque la herencia que nos va a dejar a los españoles no va a ser fácil de asumir ni de olvidar.

Raúl Morales