Carod-Rovira ocupará el segundo cargo del Gobierno catalán, pero se eliminará la figura política del «conseller primer».
Tate Santaeulària
06-11-2006-La Razón
Barcelona- De nuevo una jornada frenética para intentar conformar gobierno en Cataluña, pero finalmente llegó el acuerdo. Los negociadores de las tres formaciones de izquierda mantuvieron ayer maratonianas reuniones para superar algunos flecos que todavía quedaban por cerrar. Los republicanos mantenían su apuesta por la coalición de izquierdas. Y así fue. Sobre las 20.30 horas el presidente y candidato de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, convocó una rueda prensa para explicar que su partido se había inclinado por un gobierno compuesto por socialistas e ICV. La determinación, no obstante, la deberá ratificar hoy la ejecutiva del partido, sin que deba pasar por el Consell Nacional de Esquerra. No hay duda de que la cúpula de ERC dará el plácet al nuevo triunvirato, puesto que no hay discrepancias al respecto entre Puigcercós y Carod.
El líder republicano leyó una declaración institucional y rechazó entrar al detalle de la composición del nuevo Gobierno. Sin embargo, sí dejó claro que él como candidato de ERC sería el número dos del Ejecutivo, aunque con otra arquitectura. En este sentido, fuentes de ERC y socialistas aseguraron a este diario que el nuevo Gabinete no contaría con la figura del «conseller primer», y a cambio se crearán vicepresidencias. El número de estas nuevas áreas de Gobierno no estaba claro, puesto que las diferentes versiones no coincidían.
Algunas fuentes de Esquerra afirmaban que se trataba de una única vicepresidencia, mientras que otros afirmaban que podrían ser dos, una para ERC y otra para ICV e inclusive se hablaba de tres, una para los republicanos, otra para los ecosocialistas y la última de ámbito económico.
Para hablar de estos detalles y más, Carod explicó que está prevista una reunión para hoy entre el líder de ERC, el presidenciable socialista, José Montilla, y el candidato de ICV, Joan Saura. El encuentro servirá para ultimar los detalles y escenificar la voluntad de las tres fuerzas de izquierda de coger las riendas de la Generalitat de Cataluña. Sin embargo, este proyecto es distinto al que lideró Pasqual Maragall, según reconoció Carod-Rovira y explicaron a este diario fuentes cercanas al que será el nuevo presidente, José Montilla.
Y es que el objetivo del nuevo Ejecutivo es blindar la autoridad del presidente de la Generalitat y evitar la imagen de «desbarajuste» de la que fue prisionero el tripartito durante la pasada legislatura. Así pues, el mandatario tendrá la potestad de nombrar a los titulares de los departamentos de su Gabinete, sin que nadie ponga en cuestión dicha potestad.
Se trata, además, de un gobierno monocolor, a imagen y semejanza de otros ejecutivos de coalición europeos. De hecho, la metodología para garantizar la unidad y cohesión del Consejo Ejecutivo fue para Montilla la principal condición para imprimir la rúbrica que alumbrará el nuevo gobierno catalán.
Otra de las cuestiones que se han negociando en las últimas horas es el eje del programa gubernamental. En este sentido, se plantea primar la gestión social frente a las reivindicaciones nacionalistas. Circunstancia favorecida por la reciente aprobación del nuevo Estatut. La prioridad del nuevo gobierno de izquierdas será el desarrollo de las políticas sociales, centrada en vivienda, ayudas sociales e inmigración, entre otros. La obsesión de unos y otros es mejorar la imagen de Cataluña, y por ende, las relaciones con España después del ambiente enrarecido que llegó a producirse durante el mandato de Pasqual Maragall.
Carod mostró su conformidad a todas estas cuestiones, después de comprobar -dijo en rueda de prensa- que ningún otro partido, ni siquiera CiU, tiene un horizonte nacional más allá del mero despliegue el Estatut. Aunque uno de los factores que hizo inclinar la balanza en favor de las fuerzas de izquierda, según reconoció el republicano, fue el hecho de que algunos miembros del PSOE y del PP se han manifestado a favor de la sociovergencia, pacto entre CiU y PSC, o un gobierno en minoría cuyo presidente fuese Artur Mas. «Nosotros en campaña advertimos que una de las condiciones era que el Gobierno no se decidiera en Madrid, sino en Cataluña», afirmó Carod como un argumento más para hacer que Montilla fuese el nuevo presidente catalán.