Escrito por Paco Bono
Miércoles, 24 de Junio de 2009 22:35
Ayer, mientras yo trabajaba mis horitas y cumplía con mi contrato laboral, el Alcalde de mi pueblo lo pasaba en grande representándose a sí mismo (con parejas y todo) en las fiestas de “Les Fogueres de San Joan”, en Alicante. Olé por el máximo edil, a quien voté. Qué bien hace uso de la regla del sentido común: Ante la crisis, austeridad y ahorro. Mas, no se preocupen, que aquí en Burriana (Castellón) hay dinero para carnavales y changas, aunque no para la salud pública, la salud ambiental o la seguridad ciudadana… Esto sucede en gran parte del territorio español. YA saben ustedes, “lo público no es de nadie”. Así pues nuestros políticos no sólo no nos sirven, sino que se sirven, con los dedos y se mofan en nuestra cara con la boca bien llenita.
Ballenatos. Calumnias. Y contrarias. A la contra, bautizaría un espacio, si lo tuviera. Sufro la extraña necesidad de nadar contra corriente. ¿Qué le vamos a hacer? Así soy. Sobrevivo mientras nado y el que no nada se ahoga y demás. Es por ello que, una vez más y sirviendo de precedente, voy a estrellarme contra un muro. Yo no soy fiel a la “roja”, ni la llevo en el “corazón”, ni la podría “engañar” con otra, vaya chapuza de canción…
Iniciemos el análisis por la palabra fidelidad, según la RAE, “lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona”. ¿Cómo narices se puede ser fiel a una cosa, que representa a otra cosa desmembrada, que además se ha convertido a través de los medios en un color? ¿Casualidad? ¿Fidelidad? ¿O memez? Sólo se puede guardar fidelidad a las personas, señores míos. ¡Qué difícil resulta recurrir al diccionario! ¿Qué tonto del pijo compuso esta basura de “himno”? ¿Qué resulto muy agresivo? ¿Qué si mezclo conceptos? ¿Qué me he pasado? Esperen, esperen…
“Yo soy fiel a ese deseo, que la campeona de Europa, lo sea del Mundo Entero”. ¡Rima forzada! Incapacidad semántica. Estupidez supina. ¿Fiel a un deseo? ¡La madre que los parió! ¿Del mundo entero? ¡No va a ser de medio!
De lo de “la roja” tiene la culpa Cuatro. Ya que fue este canal el que durante la Eurocopa nos bombardeó con el mensaje. ¿Tanto duele decir España? ¿Tanto asco les da? Hasta Cepsa, la promotora del engendro de himno que nos asola por doquier, no tiene los santos carburantes de llamar a las cosas por su nombre: selección española, osea, España. Blanco y en botella, leche. ¡Coño! Diría mi abuelo.
Que ¿cuál es la razón de que haya iniciado este breve artículo haciendo alusión a los desmanes de nuestros políticos y lo haya terminado hablando de la “roja”? Pues porque todo forma parte de lo mismo. Roma lo inventó: “pan y circo”. Además, estoy hasta los mismísimos de horteras que se forran a nuestra costa.
Deseo que hayan disfrutado del partido. Como patriota, me gustaría que España hubiera ganado. Pero la nuestra, la que debería ser y no es, no la que se halla en el precipicio y canta medio lela, no la de los remiendos, no la que se embriaga en memeces y no hace frente a la realidad de su incultura y mediocridad. Generalizar es de necios. Disculpe usted. A usted no he querido hacer referencia, por supuesto. Me consta que acompañará al bueno de Santiago Abascal cuando se plante hoy en los juzgados en nombre de la FUNDACIÓN DENAES para presentar una querella por el “ultraje a España” en la final de la Copa de Su Majestad el Rey (chapó, Santi). Seguro que usted llama a las cosas por su nombre; a la selección, España y a su color, rojo y gualda. Nos quedamos sin pelotas. Apuesten. Diviértanse. Pero recuerden que, como bien reza el anuncio de Cepsa, “este himno es contagioso”. Y tanto, la estupidez puede llegar suponer una epidemia. ¡Tómenselo a risa! ¡España, España, Oé! De vuelta a casa, otra vez. Al menos pasamos de cuartos.