Queridos amigos:

Este mes de abril se ha iniciado con dos noticias altamente positivas. La primera es que el acuerdo entre PSOE y PP en el País Vasco ha fructificado en el Parlamento, consumándose así por la vía de los hechos el desalojo del PNV del poder y abriéndose una etapa de esperanza. La segunda es la detención de miembros de la banda terrorista ETA, en especial Jurdan Martitegi Lizaso, considerado hasta ahora el jefe de la estructura militar de la banda. Algo que sin embargo no disminuye la amenaza secesionista, representada ahora en un sentido formal por el PNV, partido que no acepta haber sido desalojado del gobierno vasco.

Pero no podemos olvidar otros hechos ciertamente lamentables, prueba de la fuerza con la que el nacionalismo opera en España. Si el mes pasado tratamos el tema de la imposición del catalán en Cataluña, ahora comprobamos cómo el imperialismo catalán ha avanzado de manera dramática en Baleares. El gobierno «a la balear» que desalojó del poder al Partido Popular, comienza a imponer el catalán como requisito fundamental para poder ejercer en la función pública, como en el caso de los médicos, que han protestado enérgicamente ante este atropello. No menos grave es la situación en la enseñanza en esta región española: hemos conocido el caso del niño Olav, que sufre de dislexia y se expresa mejor en español que en catalán, y a quien sin embargo las autoridades del gobierno balear le prohíben utilizar el idioma común de todos los españoles para examinarse, llegando incluso su profesora a afrentar a la familia del muchacho por no saber catalán.

En consecuencia, toda la atención se vuelca en el nacionalismo catalán y su capacidad de expoliar al resto de España. A propósito del Estatuto de Cataluña, tras haberse dilatado dos años la decisión de su inconstitucionalidad en el Tribunal Constitucional, ahora se pretende desde el gobierno favorecer un clima que permita su aprobación. Así, el nuevo Ministro de Justicia, Francisco Caamaño, afirmó en declaraciones a los medios que tal Estatuto es perfectamente constitucional, volviendo a jugar con la ambigüedad entre el preámbulo y el articulado del Estatuto. Tales manifestaciones, en realidad, señalan lo que desde medios afines al gobierno se ha manifestado en repetidas ocasiones: que España va camino de un modelo federal, pese a que la constitución histórica de la Nación Española ha sido unitaria y no por agregación de partes distintas, como sí sucedió con otros países como Alemania o Estados Unidos. Por lo tanto, el federalismo, una amenaza para la existencia de España, es aceptado de manera implícita por el actual gobierno de la Nación.

La última noticia en la que el nacionalismo catalán ha vuelto a estar presente es la escenificación de «reunión bilateral» entre España y Cataluña, con Manuel Chaves, Vicepresidente para asuntos autonómicos, reuniéndose con José Montilla para pactar la financiación autonómica, que siempre será favorable para Cataluña. Tal encuentro significa, aunque luego todos los protagonistas se cuiden de no decirlo abiertamente, el fin de la soberanía española en Cataluña, que merece la consideración de una potencia extranjera que expolia los recursos que pertenecen en buena lógica a la Nación Española. No conviene olvidar que Manuel Chaves, al igual que Caamaño, afirmó la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña que le da cobertura legal a ese expolio.

Ante estos hechos que se nos presentan, cabe plantearse las siguientes cuestiones:

¿Qué perspectivas puede haber de cara a la financiación autonómica, una vez que se consolida el modelo de autonomías de primera y autonomías de segunda fila, que recibirán menos que las primeras?

¿Qué alternativas articular para sumarse a la protesta que los médicos de Baleares han realizado contra la imposición del catalán?

¿Qué posibilidades existen de que ese modelo federal, implícito en el Estatuto de Cataluña, acabe convirtiéndose en el modelo exportable a otras autonomías, con la consiguiente ruptura de España?

Ciudades donde se va a celebrar este Observatorio: Santander, Oviedo, La Coruña, Badajoz, Madrid, Valencia, Zaragoza, La Línea de la Concepción (Cádiz), Alcalá de Henares (Madrid) y Majadahonda (Madrid).