Texto para el Observatorio de noviembre de 2016


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Estimados Amigos y simpatizantes de la Nación:

Dios mío, ¿qué es España? Esa pregunta se formuló un día José Ortega y Gasset en su Meditaciones del Quijote. Una pregunta que entronca directamente con la larga tradición filosófica española, uno de cuyos temas fundamentales y quizá inagotables sea preguntarse por el ser de España. Y es que haber sido el mayor imperio universal da para muchas preguntas. Pero, modificando un tanto la cuestión nos preguntamos, ¿qué le pasa a España? ¿Por qué ese empeño en la autodestrucción?

Todas estas preguntas, aunque siempre son de actualidad, asaltan de nuevo ante la noticia del pacto de gobierno vasco recientemente realizado entre PSOE y PNV, 29 años después de haber firmado otro de similares características. Vemos que el PSOE, en estas cuestiones, es «reincidente».

En dicho pacto de gobierno se establecen acuerdos referidos, por ejemplo, al debate sobre el reconocimiento de Euskadi como nación. También incluye un acuerdo destinado a realizar un borrador para realizar un nuevo estatuto de autonomía en un plazo de ocho meses. Eso sí, como la libertad, la pluralidad y la diversidad deben ir por delante, en el apartado de autogobierno se reconoce a ambos partidos la libertad de defender sus «respectivos postulados y planteamientos en materia de autogobierno». Otro punto que incluye es la apuesta por un «fin ordenado» de ETA y el acercamiento de los presos etarras al País Vasco, instando a la transferencia al Gobierno regional por parte del Estado de las competencias de centros penitenciarios. Además, se busca «la verificación de un calendario de desarme definitivo, que previamente incluya una declaración de ETA sobre su carácter irreversible e incondicional, como expresión de su voluntad de disolución». Sin dejar de lado un programa de reinserción de los terroristas que también «atienda prioritariamente las problemáticas de mayor incidencia humanitaria y favorezca el acercamiento de presos». En el punto dedicado a la convivencia y los derechos humanos no se deja de señalar que se procurará «consolidar sólidamente la paz y la normalización de la convivencia y contribuir, para ello, también en la materialización del fin definitivo de ETA».

Y, como no podía ser de otra forma, el pacto incluye el compromiso de debatir en el Parlamento vasco, además de si Euskadi es nación o no, sobre el «reconocimiento del derecho a decidir del pueblo vasco y su ejercicio pactado en un marco de negociación y acuerdo dentro del ordenamiento jurídico vigentes en cada momento». Quizá sea éste el punto más importante del pacto, que es a su vez un acto de humillación del PSOE, pues sólo sirve para que el PNV lo use para sus propios intereses. Y es que parece imposible hacer entender que si se tiene que reclamar ese derecho es porque en realidad no se tiene, y, a la inversa, si se tuviera no se reclamaría. Por tanto, se está reclamando la nada y en base a nada. Ahora bien, ese sintagma –derecho a decidir– tiene la pragmática y perversa función de ocultar y justificar el reconocimiento de la desgarradora e inventada diferencia. Encubre, como flatus vocis, la justificación de la secesión. Aceptando todo esto el PSOE, en este pacto, con los reconocimientos y «debates» que involucra, no está sino negando su propia esencia. Esto es, al reconocer como reales las naciones regionales –o al menos su disputabilidad– y el derecho a decidir, está renunciando a la Nación Política, convirtiéndose así en la más rancia derecha primaria y renunciando a la lucha por la igualdad y homogeneidad nacional, propia de las izquierdas desde sus primeras generaciones. Pero, una vez desaparecida la esencia, ¿qué sentido tiene su existencia? ¿Qué es hoy, nos planteamos, éste tan importante partido político? ¿No se está traicionando a sí mismo y a España con él?

Desde DENAES hacemos un llamamiento al PSOE, una vez más, para que vuelva a los cauces constitucionales, mirando por la Nación en su conjunto, y renuncie a dinamitar la unidad nacional y la igualdad de los españoles con tan nefastos pactos tanto para España como para el propio PSOE.

Fundación para la Defensa de la Nación Española.