Al margen de sus respectivos Estados, estos gobiernos regionales deciden coordinarse para impulsar sus propios proyectos.
17-10-2006-ABC
BARCELONA. Bajo el nombre de «eurorregiones» o «comunidades de trabajo», en los últimos años se han constituido en Europa numerosas asociaciones transfronterizas entre gobiernos regionales que, pese a carecer de instrumentos jurídicos, operan como auténticos «lobbys» de presión ante las instituciones comunitarias.
Al margen de sus respectivos Estados, estos gobiernos regionales -que comparten intereses económicos, culturales o políticos- deciden coordinarse para impulsar sus propios proyectos. En la mayoría de los casos, se trata de alianzas inocuas (la de Galicia con el norte de Portugal) sin más pretensión, por ejemplo, que el impulso del turismo rural. Pero aprovechando el resquicio abierto, se constituyó en octubre de 2004 la denominada «Eurorregión Pirineos-Mediterráneo», un proyecto de Maragall, quien, en su obsesión por extender «el dominio catalán» a otras Comunidades, implicó en la aventura a los gobiernos de Cataluña, Aragón, Baleares y a las regiones francesas de Languedoc-Roussillon y Midí-Pyrénées.
Ahora, y aprovechando a su vez el camino abierto, es Zapatero quien estudia esta fórmula para el llamado «proceso de paz». Se trataría, según informó ayer ABC, de acallar las demandas de ETA sobre Navarra impulsando la creación de una eurorregión que incluiría el País Vasco, Navarra y las tres provincias del Departamento francés de los Pirineos Atlánticos: Lapurdi, Benavarra y Zuberoa. El Gobierno francés, según las percepciones de Moncloa, no pondría reparos a la operación. Otra cosa muy distinta es que Navarra, al menos bajo su actual Gobierno, se avenga a establecer una alianza estable con el País Vasco.
El caso sería similar al de Valencia. Pese a las presiones que hubo de soportar por parte de los gobiernos catalán y aragonés, el Gobierno de Camps declinó amable pero tajantemente incorporarse a la eurorregión Pirineos-Mediterráneo. Y es que el proyecto dirigido por Maragall no se molesta en disimular sus ambiciosos objetivos: actuar en Bruselas como «lobby» de intereses y superar los enfoques estatales de desarrollo, de forma que los gobiernos regionales sean «actores políticos y económicos» en la zona de influencia mediterránea.
El máximo órgano de la eurorregión catalana es el «Encuentro de Presidentes». Integrado por Maragall, Iglesias, Matas, Frêche y Malvy, su función no es otra que «asegurar el impulso político de la eurorregión» con una presidencia rotatoria. Dispone también de un «Grupo de Coordinación» y una Secretaría, donde se alternan los cargos técnicos y políticos.
Extender el «dominio catalán»
El «tratado fundacional» de la eurorregión Pirineos-Mediterráneo se firmó en octubre de 2004. Decidido a extender el área de influencia del «catalanismo» y consciente de que el concepto de «Països Catalans» -entelequia nacionalista que incluye todo el arco oriental y la denominada «Catalunya Nord», es decir, el área de influencia de Perpiñán- provocaba unos recelos insuperables en el resto de las Comunidades mediterráneas, el dirigente socialista decidió suavizar los términos. Fue cuando sacó a relucir, varios siglos después, la vigencia de la Corona de Aragón, la necesidad de recuperar los lazos entre los pueblos que la habían integrado. El camino hacia la «eurorregión» quedaba despejado y sólo el Gobierno valenciano plantaba a Maragall.