Señala la retirada del President como el precio que se pagó por el texto.


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Barcelona- Al Gobierno de Pasqual Maragall no le hace falta abuela. Con motivo del aniversario de sus mil días al frente de la Generalitat, cinco de sus consejeros, los que presiden las comisiones en las que se divide la acción del Ejecutivo, exhibieron un balance de su gestión, al que le sobró elogios y le faltó autocrítica. Para conmemorar su obra de gobierno prepararon una escenografía de lujo. Los cinco consejeros -Joaquim Nadal, Joan Saura, Antoni Castells, Montserrat Tura y Marina Geli- comparecieron en la sala Sant Jordi del Palau de la Generalitat, un lugar en el que no es habitual hacer ruedas de prensa. La puesta en escena dio solemnidad a un acto en el que faltó el artífice de este equipo: Pasqual Maragall.

El portavoz del Gobierno, Joaquim Nadal, excusó la ausencia del presidente alegando que hará su propio balance dentro de quince días, en el marco de unas jornadas organizadas por el Colegio de Arquitectos, y esgrimió que el equipo de Gobierno había considerado adecuado repasar su actuación antes de que se firme el decreto de disolución del Ejecutivo, la semana que viene.

El precio del Estatut

Los cinco consejeros señalaron el Estatut como el mayor logro de su labor. Nadal recordó que para conseguir dar vida al texto, el Gobierno de Cataluña ha tenido que pagar un alto precio político: Maragall se ha despedido de repetir como candidato y su Ejecutivo no ha podido acabar la legislatura. Por todo ello, el portavoz de Ejecutivo catalán exigió a Moncloa que respete el Estatut de Cataluña. «Las leyes son para cumplirlas», advirtió.

Nadal subrayó que el coste del avance electoral y la consiguiente reducción de la legislatura «es un precio que marca justamente la grandeza de la política», en alusión al papel que asumió Maragall. Nadal elogió la actuación del presidente durante la tramitación del Estatut, que tuvo que tomar la dura decisión de expulsar a Esquerra Republicana de Catalunya del Gobierno, para no poner en peligro la consecución del texto estatutario.

Quien también se mostró duro con Moncloa fue el consejero de Relaciones Institucionales y Participación. Joan Saura advirtió al equipo del presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, que el Estatut es una ley orgánica y que Madrid no puede seguir legislando como si éste no existiera.

Saura advirtió que el éxito del Estatut depende de su despliegue riguroso, por lo que emplazó tanto al ejecutivo de Zapatero como al próximo gobierno de la Generalitat, sea del color que sea, a tramitar la legislación de la veintena de leyes que el texto necesita para echar a andar. El propio Saura avisó de que el despliegue no será coser y cantar y que se necesitarán unos dos o tres años para su culminación.

«Una tomadura de pelo»

Por contra, el presidente del Partido Popular catalán, Josep Piqué, afirmó que el balance es «triunfalista» y que la gestión del Ejecutivo ha sido «una tomadura de pelo para los ciudadanos». Piqué consideró que la fórmula del tripartito ha sido un «desastre» y un «fracaso».

Por su parte, el dirigente de Convergencia i Unió, Josep Antoni Duran Lleida, valoró con un «suspenso radical» al Govern, porque ha sido «incapaz» de garantizar estabilidad política.