El PP desmarca el texto del Estatut y el PSOE destaca sus similitudes.
13-09-2006-La Razón
Madrid- Baleares se convirtió ayer en la cuarta comunidad que consigue «colar» la reforma de su Estatuto en la agenda del Congreso -que rechazó a las primeras de cambio el «plan Ibarretxe»- durante esta legislatura. Tras cinco horas de sesión, sólo IU-ICV mostró algunas reticencias al abstenerse en una votación en la que nada menos que 307 de los 313 diputados presentes optaron por el «sí». Nada raro si se tiene en cuenta que el proyecto viene avalado por el acuerdo previo de PP y PSOE en el Parlamento balear, un consenso al que los tres ponentes autonómicos aludieron para solicitar el visto bueno de la Cámara Baja a la admisión a trámite del texto.
Éste fue el punto común, pero cada uno aprovechó el tiempo para dar su particular visión de lo pactado. Así lo hizo el presidente balear, Jaume Matas, que «resucitó» la petición de un régimen económico especial en las islas -al que renunció en el Parlamento para allanar la negociación- con el objetivo de compensar los «costes de insularidad» que soporta su comunidad, una premisa en la que encuadró el pago del déficit histórico cifrado en 3.000 millones durante los próximos diez años. Pero Matas también tuvo tiempo para «hacer partido» y resaltar que, en su opinión, la unidad de España «es tan fuerte» que el hecho de que la reforma catalana haya «alterado» este modelo «basta para que el resto de comunidades nos hayamos visto obligadas a emprender reformas similares, que en nuestro caso no eran una prioridad».
Y es que el Estatuto catalán se convirtió ayer en el principal referente de casi todas las intervenciones. Lo fue en los discursos de CiU y ERC -muy crítico con un texto de segunda-y, sobre todo, en el de María Teresa Fernández de la Vega, que en nombre del Gobierno mostró su «satisfacción» por el proyecto presentado por una comunidad gobernada por el PP y enumeró extensamente todos los puntos que, a su juicio, comparte con el catalán, tan denostado por los populares: incorporación de un título de derechos y deberes, tipología de las competencias, Consejo de Justicia autonómico… «Queda claro que el proceso de reformas nunca fue, como dijo algún líder de la derecha, un antojo de gobernantes», sentenció la vicepresidenta.
Por su parte, la portavoz del PP, María Salom, dio la vuelta al argumento y marcó distancias entre la reforma catalana -que no citó directamente en ningún momento- y la balear, «que respeta el marco constitucional, no habla de países imaginarios ni consagra proyectos identitarios excluyentes».