El Presidente del Gobierno ha puesto en ejercicio, durante la interesante entrevista publicada por El Mundo, eso que Gustavo Bueno ha denominado “Pensamiento Aliciaâ€.

En respuestas cuando no elusivas sí contradictorias o ambiguas, el actual Presidente del Gobierno pone en ejercicio, en la interesante entrevista publicada entre anteayer y ayer en el periódico El Mundo, eso que Gustavo Bueno ha denominado “Pensamiento Alicia”: o bien elude la pregunta saliéndose por la tangente (es el método Ollendorff), o bien responde, sin pestañear, con una afirmación y su contraria (es el posmodernismo). Todo ello envuelto en una retórica que ensoberbece extraordinariamente al mesiánico personaje (“Mi obsesión ha sido salvar vidas”).
Así, en relación a la negociación con ETA, primero admite que se sorprendió del atentado de la T4 (“no era pensable que pudieran cometer una acción como esa”), tras la cual, y aun así, mantuvo la “negociación” porque, al cabo, lo que hacía la ETA no era sino matar, cosa que no parece sorprenderle a la postre: “P.- ¿Y no sintió en ese momento ningún escrúpulo moral al autorizar que siguieran los contactos con quienes acababan de matar, rompiendo sus propias reglas de tregua?
R.- Matar habían matado siempre”.
En fin, “me sorprendo y no me sorprendo”, dice Alicia.
En relación a la Ley de banderas, y al hecho de su incumplimiento, Zapatero responde: “Me parece patético que también se utilice la bandera cuando todos sabemos que hay problemas para verla ondear en determinados ámbitos”.
Esta es la doctrina aliciana: como hay problemas para ver ondear la bandera en “determinados ámbitos”, pues que no ondee, aunque ello conlleve violar la ley. Quien protesta o se queja por ello, crispa.
¿Y qué hay del Estatuto de Cataluña?: “P. – […] ¿es adecuado o no, es prudente o imprudente dar carta de naturaleza a ese reconocimiento de Cataluña como nación?
R.- En el preámbulo consta lo que ha dicho el Parlamento de Cataluña, pero no reconoce a Cataluña como nación. Si fuera así diría: «Artículo 1º: Cataluña es una nación». Pero el proyecto se modificó.¿Por qué? Porque constitucionalmente parece que el término nación está reservado a España.”
Es decir, el Parlamento de Cataluña puede decir, como lo dice, que “Cataluña es una nación”; el nuevo Estatuto catalán declara en su preámbulo esta misma afirmación como salida del Parlamento de Cataluña. En su Artículo 1 se dice “Cataluña como nacionalidad ejerce su autogobierno constituida en Comunidad Autónoma […]”. Además, Zapatero, en su primera intervención en la Sesión plenaria del Congreso, celebrada el 2 de noviembre de 2005, dedicada a la reforma del Estatuto de Cataluña, afirmaba lo siguiente: “Señorías, Cataluña tiene identidad nacional y ello es perfectamente compatible con el artículo 2 de la Constitución que considera a España como nación de todos.[…]”
Es decir, sostiene Alicia, Cataluña es una nacionalidad, con identidad nacional (así se declara en las Cortes, en el Parlamento autonómico…): ¿quién ha dicho que sea una nación?
Por supuesto, nacionalidad e identidad nacional no tienen nada que ver con la nación, sentencia Alicia.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA