Los «recoge-nueces» volverán a violar la ley sin ninguna contemplación, ante la eventualidad de que los «agita-árboles» sean ilegalizados por la Justicia española.

Desde la Fundación para la Defensa de la Nación Española hemos tenido ocasión ya de manifestar nuestra satisfacción ante la decisión adoptada por el Tribunal Supremo frente al llamado «caso Atucha». Tal resolución, contestada hace dos semanas de un modo tan tolerado como intolerable por las fuerzas secesionistas vascas en las calles de Bilbao (y ya sabemos que dichas calles «lo aguantan todo» desde hace muchos años sin que nadie en España se digne a mover un dedo) ha vuelto a proporcionar, por si fuese preciso, la más nítida corroboración de la catadura que cuadra a los aliados políticos que han venido apoyando la estrategia de Zapatero durante la presente legislatura y con los que, según muchos indicios, Mariano Rajoy podría verse tentado a acordar «sus cuentas» ante la hipótesis de una victoria electoral del Partido Popular en las próximas elecciones.
Pues bien, Íñigo Urkullu, presidente del Euskadiko Buru Batzat del PNV, acaba de declarar con toda la insolencia que es siempre propia de este tipo de personajes que ante una más que previsible decisión de la judicatura que ordenase la disolución del grupo parlamentario que representa a la banda terrorista ETA en el Parlamento Vasco (PCTV), este mismo Parlamento -es decir, su mesa de presidencia con Izaskun Bilbao a la cabeza- actuará, «por supuesto», del mismo modo que Atucha; advirtiendo de esta guisa, los «recoge-nueces» de que el Parlamento Vasco -insistimos: su presidencia- volverá a violar la ley sin ninguna contemplación, ante la eventualidad de que los «agita-árboles» sean ilegalizados por la Justicia española ahora que semejante ilegalización del brazo político de ETA conviene efectivamente a los intereses electorales del PSOE.
Digámoslo de otro modo: el PNV (por no referirnos ahora a las declaraciones, las más de las ocasiones harto más gruesas, de los señores representantes de Eusko Alkartasuna o de Ezker Batua) se atreve a declarar públicamente -es decir, se permite sencillamente amenazar a la Nación Española- con la comisión futura de un delito bajo la coartada, ella misma tautológica, de la defensa de la soberanía del Parlamento Vasco como si, en efecto, ésta no fuese precisamente lo que se discute; siendo así que la soberanía sobre la totalidad del territorio nacional reside, de forma indivisa, en la propia Nación española que estos individuos pretenden desguazar.
Justamente ayer, 3 de febrero, otra nación a la que sus enemigos han decidido hace ya mucho tiempo encastrar en un «lecho de Procusto» tan europeo como democrático, rebanando la soberanía sobre su territorio en mil pedazos distintos (Bosnia, Croacia, Kosovo, Montenegro), acude a unas elecciones presidenciales. Ante las legislativas de marzo, la principal exigencia que los ciudadanos españoles deberíamos mantener respecto de nuestros políticos, antes de que sea demasiado tarde para evitarlo, es que no permitan que en España suceda lo mismo.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA