¿Desde qué instancias se puede parar este precipitado que amenaza la unidad de España?
De los barros producidos con la Constitución del 78, que contempla la distinción entre “nacionalidades y regiones” (Art. 2), proceden estos lodos en los que se cultiva machaconamente en España la idea de su disolución plurinacional: una idea en efecto constitucional, pero que, sin embargo, amenaza la propia unidad nacional española en la que, a su vez, se basa la Constitución.
El nuevo spot publicitario producido por la Plataforma Pro-selecciones Deportivas Catalanas, y que bajo el lema “Una nación, una selección” (por supuesto en catalán) sirve de presentación para la promoción de los torneos deportivos anunciados para estas navidades, viene a insistir en esta idea, “denunciando” la falta de reconocimiento internacional de la “nación catalana” y las dificultades que para ello se ponen desde “Madrid” (y es que, en efecto, si desde el Congreso se le reconoce a Cataluña su identidad nacional, ¿por qué no existe este reconocimiento a nivel internacional?).
El “Estado español” (que en el spot aparece precisamente representado a través de los leones del Congreso), trata de obstaculizar, a pesar del “clamor” proveniente de Cataluña en este sentido, el libre desenvolvimiento de la “nación catalana” que de un modo inocente, virginal, puro, trata de jugar al fútbol sin más, libremente. Así, en el spot se presentan una sucesión de personajes que, risueños, se despojan de sus ropas para patear un balón pasándoselo unos a otros. Todos continúan con el juego hasta que el balón cae en manos de un individuo vestido de negro que, de espaldas, se dispone a subir las escaleras del Congreso de los Diputados en Madrid. Con displicencia tal personaje, mal encarado, arrogante (frente a la candidez de los otros personajes), recula antes de seguir subiendo, recoge el balón y lo arroja a una papelera sin más. Inmediatamente una lluvia de balones cae en torno al individuo que, aturdido, se ve rodeado por un precipitado constante de balones que ya no puede despreciar.
Y es que en efecto, si desde un punto de vista constitucional determinadas comunidades son contempladas como identidades nacionales, si desde sede municipal, autonómica o parlamentaria, incluso desde sede gubernamental, se le concede tal condición a través del cultivo insistente de la identidad “plurinacional” de España, ¿desde qué instancias se puede parar este precipitado que amenaza su unidad, la unidad de España?
Porque si España no es una nación sino varias, ¿qué es lo que justifica el mantenimiento de su unidad?
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA